Un testigo del asesinato ocurrido en el centro comercial de Hoya de la Plata en 2009 declaró ayer ante el Tribunal del Jurado que el presunto criminal "esperó a que la mujer se desangrara para él marcharse".

La segunda jornada del juicio que se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas contra Francisco Romero Henríquez por acabar presuntamente con la vida de Maximina del Rosario Rodríguez, llegó a su clímax con las palabras de un sanitario que se encontraba guardando su compra en su vehículo y que intentó auxiliar a la víctima.

"Escuché un grito y vi a una mujer caer al suelo", relató el testigo. "Me acerqué a socorrerla porque soy sanitario de ambulancia, pero un hombre gritó detrás de mí: 'Cuidado, tiene un cuchillo'. Al acercarme un poco más le vi a él sentado en el coche", momento en que aprovechó para señalar al acusado como la persona que estaban en el interior del vehículo. "Me enseñó el cuchillo y me dijo que no con la cabeza".

Según su testimonio, estuvo unos cuatro minutos sin poder asistir a la mujer y "cuando el volumen de sangre que salía del cuerpo de la señora fue menor, se marchó".

El grito de advertencia que el sanitario escuchó fue dirigido por un hombre a su mujer. Este testigo, que terminaba de guardar la compra en el maletero con la ayuda de su hija de cinco años, escuchó una serie de gritos y vio a un hombre "apuñalar a una mujer con un cuchillo".

Si él se encontraba a unos quince metros del suceso, su mujer había pasado momentos antes al lado de la pareja para ir a dejar los carros de la compra. "No había ninguna discusión cuando yo pasé a su lado", contó, "pero tras dejar el carro oí un grito de mujer que decía: ¡Paco!, y escuché el ruido de un bolso estrellándose contra el suelo". La testigo, sin saber lo que sucedía, intentó ayudar a la mujer a recoger sus cosas, pero un grito de su marido refrenó sus intenciones. "En aquel momento escuché que me chillaba: 'Cuidado, tiene un cuchillo", recordó entre lágrimas.

Los diversos testigos que presenciaron el crimen coinciden en sus declaraciones. Los acontecimientos se precipitaron en aquel instante, cuando el presunto asesino salió "conduciendo a toda velocidad" huyendo de la escena del crimen.

Un médico que salía del supermercado intentó auxiliar a la víctima junto al sanitario, pero "estaba sobre un charco de sangre, no tenía pulso ni respiraba, así que supongo que sufrió un shock hipovolémico", dijo.

A pesar de que el acusado impidió acercarse con sus gestos al primer médico que llegó hasta la víctima, este aseguró ante el Tribunal del Jurado que "las puñaladas fueron muy acertadas y que eran de muerte inmediata". Hasta el punto de decir que "no se podía hacer nada por ella".