El muelle de Santa Catalina recibió ayer tres cruceros con 4.451 turistas a bordo, entre los que sobresalía el Queen Elizabeth, uno de los hermanos pequeños del Queen Mary II, de la naviera Cunard, que visitó Las Palmas de Gran Canaria hace tres semanas en medio de una gran expectación tras siete años de ausencia. El barco iniciará en un mes una vuelta al mundo de 112 días.

El barco británico llevaba a bordo 1.976 turistas, entre los que sobresalía la presencia de 178 japoneses y dos chinos, dentro un pasaje de una veintena de países, donde no faltaban norteamericanos, un bielorruso, franceses, canadienses, checos, finlandeses y rusos. Hay que tener en cuenta que los asiáticos optan siempre por las visitas monumentales y culturales, frente al sol y playa.

A diferencia de su hermano, el Elizabeth está dirigido a un público de condiciones económicas inferiores, con apenas una veintena de camarotes de máximo lujo, frente a las distintas cubiertas de las que dispone el Queen Mary 2. En esta ocasión apenas salieron unas siete guaguas de excursión, frente a las 17 de la visita del barco más legendario. En cualquier caso, el billete más caro de ambos supera los 1.800 euros por día de travesía.

Aun así, Cunard apuesta por el cliente de poder adquisitivo medio y alto, ya que dentro de la compañía matriz P&O tienen un buque gemelo con capacidad para 300 pasajeros más. Esto se traduce en menos comodidades. Junto al barco de la Cunard se encontraba el Aida Sol, un barco tradicional en la ciudad. Y, sobre todo, el Kristina Katarina, un pequeño crucero finlandés con apenas 279 nórdicos que ha tomado como puerto base La Luz. Según la Autoridad Portuaria, los turistas permanecen dos días durante el cambio de pasaje antes y después de coger el avión.