Más libertad y espacio para los canes. El primer Día de Perros de Las Palmas de Gran Canaria se convirtió ayer en un alegato a favor del tránsito de las mascotas por la capital y de la creación de lugares para su esparcimiento. Los propietarios celebraban la iniciativa canina, pero no escatimaban en quejas y críticas sobre las restricciones en el paseo de sus mascotas. En total, unas 4.000 personas y cerca de 2.500 perros se acercaron a la fiesta canina del parque Santa Catalina que continuará hoy con una carrera y diferentes actividades.

Como primer paso a la demanda popular, el alcalde Juan José Cardona adelantó ayer que la ciudad contará el año que viene con cinco circuitos de entrenamiento para que los perros puedan ejercitarse. Entre otras zonas, se instalarán en Las Rehoyas y en el parque Juan del Río Ayala con la idea de que cada uno de los cinco distritos disfrute del suyo.

"Los perros son cautivos de una sociedad humana. Cada vez hay un mayor número de perros agresivos porque se terminan volviendo locos al no tener donde correr o donde jugar. Las leyes de los ayuntamientos son demasiado estrictas", valoró el adiestrador mediático Nacho Sierra, que acudió a este evento que cuenta con exposiciones, conferencias, talleres, peluquería, circuitos de entrenamiento y diversas actividades.

El encuentro también sirvió para demostrar que la convivencia entre perros y humanos es posible. Dogos con chihuahuas, bullterriers con malteses... Todos coexistieron felizmente en el parque Santa Catalina en donde no faltó alguna riña entre congéneres que por suerte acabó pacíficamente.

Entre los canes, había mucho perro doméstico, pero también mucho profesional. Sara y Uka son dos pastores belgas que trabajan para la Unidad Canina. Pese a lo importante de su profesión, interactuaban con los niños como si fueran dos perros caseros. "Es muy importante la sociabilización, que no se pongan nerviosas ni agresivas cuando hay gente. Para ser policía canino no hace falta ser de raza ni tener pedigrí, sino ser un perro muy equilibrado, sociable y con olfato", explica José Miguel González, oficial responsable de la Unidad que cuenta con otros dos perros que están en fase de iniciación, uno para antidrogas y otro para rescate, que es el caso de Brisa, de sólo tres meses, que también estaba en el parque.

Entre otras cuestiones, se utilizan para controlar el menudeo en los alrededores de los centros escolares, para seguridad ciudadana en colaboración con los GOIA o para el seguimiento de animales peligrosos. Dependiendo de las condiciones meteorológicas, estos canes pueden detectar que un individuo porta drogas a más de 20 metros de distancia.

Otros que también fueron a demostrar su valía eran los componentes del Grupo del Perro de Salvamento de Canarias. En total, trabajan siete canes en todo el Archipiélago que han colaborado en tareas de rescate como el derrumbe del muro de San Antonio o en la búsqueda de menores desaparecidos, como Sara y Yeremi. "Los pastores belgas son perros activos y ligeros", explica José Luis Rodríguez, presidente de este grupo formado por voluntarios.

Otros canes como los del equipo de servicio Noracan están dirigidos a la terapia psicológica. Estos animales trabajan normalmente con jóvenes con discapacidad o personas mayores para obtener una mejoría física, social o emocional. "La terapia asistida aumenta la autoestima, disminuye la ansiedad y la agresividad. En el caso de los niños que están más aislados, por ejemplo, funciona para sociabilizarlos. Cuando llegan los perros a sus centros es un momento de alegría y encuentro", comenta la psicóloga Míriam Ramírez, de Noracan.