Con un sobre en la mano con las medicinas para su tratamiento psiquiátrico, los papeles de su sentencia y la misma ropa sucia del día anterior, Iván L. B. abandonaba ayer los juzgados de Arrecife pasadas las doce de la mañana. Ni siquiera contaba con su carné de identidad, que perdió mientras pescaba durante su estancia en La Graciosa. Y por supuesto ni un solo euro en sus bolsillos. "Me voy a pedir dinero para coger la guagua para irme otra vez a La Graciosa", aseguraba Iván a este periodista tras pisar de nuevo las calles de Arrecife.

Ni la Guardia Civil ni el juzgado pusieron ayer los medios para que este joven discapacitado intelectual pudiera acercarse a la comisaría de Arrecife para renovar el DNI.

Lo primero que hizo Iván tras salir de los juzgado fue pedir un cigarrillo, el único vicio que reconoce abiertamente este chico de 18 años. Y su siguiente objetivo era partir cuanto antes hacia el puerto de Órzola para coger el barco que lo llevase hasta La Graciosa. Previamente, LA PROVINCIA/DLP lo invitó a desayunar en una cafetería cercana a los juzgados para que de paso se tomase una de las cinco pastillas diarias que le han prescrito para su tratamiento médico.

"Señorita, me puede cambiar el vaso de agua fría por uno natural para tomarme la medicina", requería Iván a la camarera. Casi en un abrir y cerrar de ojos, Iván se zampó un bocadillo de pollo y una coca-cola. "Es que quiero irme ya y yo siempre como así de rápido", se justificaba ante este periódico.