Mi perro Chuxing me está esperando en el muelle". Iván era ayer el joven más feliz del mundo. Sentado en la proa del barco Isla de La Graciosa de Líneas Romero, Iván miraba el mar que le devolverá a su particular edén. No necesitó dinero para subir a la embarcación. "Son mis amigos y ya me conocen", indicaba mientras esbozaba una sonrisa.

"Ahora mismo lo he visto recién duchado y con ropa nueva montado en una bicicleta por la avenida". La concejal del Ayuntamiento de Teguise para La Graciosa, Alicia Páez relataba ayer las primeras horas del joven grancanario en Caleta de Sebo después de abandonar los juzgados de Arrecife. "Se ha pasado la tarde con una libreta y un bolígrafo y me ha dicho si puedo comprarle una PSP", afirma la concejal.

El retorno de Iván ha sido celebrado por una gran parte de los gracioseros. De hecho, varios vecinos le habían guardado la tienda de campaña que tiene para dormir en el camping de La Graciosa y esperaban montarla a lo largo de la jornada. De nuevo, la generosidad de la octava isla permitió que se duchara y cambiara la ropa y por supuesto que se alimentara. "Creo que le han dado ropa de mi sobrino", indicaba Alicia Páez.

Servicios Sociales

Sin embargo, el Ayuntamiento de Teguise ha empezado a mover los hilos institucionales para encontrar una salida a un joven que vive en la calle y que necesita un control médico debido a su enfermedad.

"Los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Teguise y del Cabildo de Lanzarote se van a poner a trabajar en este caso porque aunque es mayor de edad es necesario que se busque la mejor solución posible para su bienestar", asegura la concejal Alicia Páez.

Está previsto que en las próximas horas un equipo de trabajadores sociales se desplacen hasta La Graciosa par reunirse con Iván e intentar que acepte la ayuda que se le va a dar desde las instituciones lanzaroteñas a la vista de su situación personal.

"Se le van a ofrecer varias alternativas de los Servicios Sociales porque lo que está claro es que Iván no es autosuficiente y necesita que se le controle la medicación cada día ", recuerda Páez.

Mientras tanto, Iván permanece ajeno a su futuro. Sólo piensa en ser feliz y corretear a su antojo por una isla a la que adora. "Me gusta porque no hay coches ni ruidos y del cien por cien de las personas que viven allí, el 96 por ciento son buenas", señala antes de subir por las escalerillas de su barco.