- ¿Su propuesta de la regasificadora en La Isleta fue una ocurrencia después de leer en LA PROVINCIA/DLP que Gascan se llevaba la sede a Tenerife por el desinterés de Gran Canaria en invertir en el gas?

- Surgió ese día porque salió en LA PROVINCIA, pero yo llevaba varias semanas en la gestación de esta propuesta después de ver qué retos estaban pendientes en Gran Canaria. Hubo gente que me preguntó hace poco sobre la energía, diciéndome que en esta tierra es muy cara y se me planteó el problema de la regasificadora. Así que de ocurrencia, nada.

- El efecto que consiguió fue un pronunciamiento general a favor de llevar la planta a Arinaga, donde siempre se ha dicho. O sea, lo contrario de lo que usted proponía.

- Era exactamente lo que perseguía. El objetivo era bajar la pelota al suelo y rematarla a gol. Ahora se les acaban las coartadas a quienes quieren frenar el desarrollo de esta isla.

- Se ha granjeado usted no pocas críticas de la oposición municipal y vecinos de La Isleta por su propuesta. ¿No es pronto para caer en la impopularidad?

- Hay veces que uno tiene que tomar decisiones o decir cosas que en el corto plazo pueden tener un riesgo o un coste, pero estoy seguro de que los vecinos sabrán al final que mis decisiones son para el bien de la ciudad y que la gente es mucho más inteligente de lo que algunos creen.

- ¿Cree que el Gobierno de Canarias no trata por igual a todas las Islas, como piensa el presidente del Cabildo?

- Creo que este Gobierno tiene un equivocado criterio del equilibrio territorial. Y lo justo es que cada isla se desarrolle según su fortaleza, pero eso no ocurre. Pienso que el Gobierno tiene una evidente inclinación política a la isla de Tenerife.

- ¿Está Gran Canaria bloqueada por la burocracia administrativa y, en cambio, Tenerife no?

- No sólo influye la burocracia, sino las personas que la manejan. Tenerife tiene una sociedad diferente a la nuestra, porque sus protagonistas económicos y políticos se sientan en la misma mesa.

- Mientras usted critica al Gobierno, aquí en la capital se le cuestiona porque lo recorta todo y lo sube todo, por ejemplo, las guaguas y la grúa, a pesar de que prometió bajar los impuestos en 2013.

- Guaguas Municipales la sostienen distintas administraciones públicas y no subir, o actualizar, la tarifa sería incumplir, primero, con quienes soportan el coste financiero de la empresa y segundo, faltarle el respeto a la propia empresa, porque significa incurrir en mayor déficit que tenemos luego que asumir todos los ciudadanos con sus impuestos. No subir es hacer dejación, y las consecuencias serían asumir más pérdidas y dirigir la empresa a la ruina, a no ser que le pongamos más dinero quitándoselo a otros servicios. En cuanto a la grúa, no hay derecho que la paguen quienes no tienen coche o los conductores cumplidores.