Alguien quiere una pastilla de valeriana?", pregunta Lorena a las varias decenas de padres que hacen cola desde primeras horas de la mañana delante de la tienda de juguetes Toys R Us, pese a que es domingo. La causante de estas colas domingueras y de estas madres al borde de un ataque de nervios es la muñeca Monster High, que ha provocado una auténtica fiebre entre las niñas. "Empezó el año pasado", dice la encargada de la tienda, "pero este año es un auténtico furor. Nosotros reponemos todos los días y duran un minuto y medio porque se las llevan" como una exhalación.

Jessica, por ejemplo, se levantó ayer a las 7.30 de la mañana. Primero hizo cola en la entrada del centro comercial Las Arenas y cuando abrieron a las 9 de la mañana corrió como un tiro para coger el primer lugar de la cola. A las 9.30 ya estaba la fila formada, la misma que se crea todos los días desde hace tres semanas y que en alguna ocasión ha llegado hasta la altura de McDonald's. "Llevo un mes viniendo, porque en el resto de la tiendas está agotada", explica Jessica. Ella iba en busca de la Draculaura, la estrella de las Monster High. "Si encuentro la pareja, la Dracu y el Lobo, me los llevo. La parejita es lo más.", añade.

"Ayer el primero de la cola se las llevó todas", comenta otra madre al lado, que se queja de que mucha gente luego las revende. "Hasta por cien euros la he llegado yo a ver en internet. No hay derecho", se queja otra.

Vanesa también madrugó. A las ocho menos diez ya estaba haciendo cola. "Hoy la cola es pequeña, en comparación con otros días. Estoy angustiada con la dichosa muñeca. Me he ido hasta al centro comercial Vecindario, me he recorrido toda la isla y no voy a La Aldea, porque sé que allí no hay, porque si no me iba también. La peor es la Loba, no se encuentra", relata Vanesa, que ayer buscaba la pareja para sus hijas Laura y Alba.

"Esto es una cacería. Cuando me vengo a hacer cola le digo a la gente que me voy de cacería. Es mi obsesión y en ella invierto mi dinero y mi tiempo, porque es la ilusión de mi niña y quiero hacerle el gusto. Tengo satélites en Madrid y Barcelona para ver si me encuentran alguna y me he recorrido todas las tiendas, pero nada".

El corrillo que se formó en medio de la cola para amenizar la espera paró de repente cuando un empleado de la tienda comenzó a abrir la puerta. Las madres prepararon sus bolsas para meter en ellas todas las que encontraran. "Vayan entrando de cinco en cinco", dijo el empleado. "Lo más efectivo es coger a puñados las cajas de las muñecas, meterlas en la bolsa y luego comprobar con más tranquilidad si está la que buscas", aclaraba otra madre.

Las cincuenta muñecas que había ayer en la tienda desaparecieron como por ensalmo. Vanesa, Lorena y Jesica comprobaban si habían cogido la muñeca correcta y no parecían muy convencidas. "Me falta la Loba", dice Lorena. En medio de ellas, Fátima mira la escena sorprendida. Fue a buscar la peonza Bey Blade para su hijo Acoidan y se encontró con la cola. "Si lo consigo bien, y si no, le compro otra cosa. Mis hijos se conforman".