Utensilios en desuso y mucha imaginación hacen falta para ver en un pico un estupendo botellero individual. La Feria de Artesanía de San Telmo está plagada de artistas que, comprometidos con el medio ambiente, han decidido utilizar para sus creaciones materiales que ya han servido antes para otros menesteres. En el segundo día, la feria registró la visita de cientos de personas, muchos de ellos turistas cámara en mano.

Piel, madera, tela, cristal y muchos materiales más son las herramientas de los artesanos que estos días están en San Telmo. Con todo esto hacen posible creaciones muy variadas que van desde cestas y murales hasta alta joyería pasando por cuberterías, mantelerías y todo un abanico en cuestiones de decoración.

Entre el ajetreo y el golisneo se dejaban caer ayer los euros entre los puestos. Muchos curiosos que sólo querían dar un paseo, se marchaban cargados con bolsas. Los artesanos este año están muy contentos con la acogida que ha tenido la feria desde el día de su inauguración y esperan hacer una buena caja.

En un taller lleno de forja, un entusiasta artesano le dice a un cliente "todo lo que seas capaz de dibujar o explicar yo soy capaz de realizar". Domingo Alemán, natural de Teror, es un artesano modernizado, tanto que tiene hasta página web. "Me gusta reciclar", explica Domingo contento porque pretendía ganar este año la mitad que el pasado "y sólo ayer ya doblé la ganancia del primer día de la pasada feria". Muy cerca de Domingo está el stand de Nicolasa Matías. No hay quien se resiste a parar y todos se asombran con el detalle con el que están hechos los murales que ella misma diseña y plasma.

Diseña y recrea igual que Pedro Marín, natural de Galicia pero cuasi canario. Trabaja la pasta de papel para dar forma a cuadros, bisutería, lámparas. Su proyecto se llama Arbore y con el trata de demostrar "la resistencia del papel, que sirve para más cosas de las que imaginamos". Esta es la primera vez que participa en la feria.

Todo hecho a mano y para todos los públicos. Juguetes para niños y adultos. Y muñecas especiales como las de Pilar González. "Las hice huecas pensando en que podrían servir para guardar las bolsas de plástico, pero con el tiempo encontré otros usos como para guardar el pijama o la ropa interior". Además, en su puesto vende diademas y adornos para el pelo hechos también en tela, y todo tipo de broches del mismo material. Los pasadores se han multiplicado, sobre todo las creaciones de tela de lo más variadas. La mayoría son muñequitas de diferentes nacionalidades y representando profesiones diferentes.