La estratégica situación de Canarias hace que sus aguas sean paso obligado de las grandes rutas oceánicas entre Europa, África y Asia así como del Mediterráneo con América Central y América del Sur. El tráfico de hidrocarburos por las aguas alrededor de Gran Canaria se cifra ya en un promedio anual de 3.000 buques mayores de 600 toneladas. Los operadores incluso suben esta cifra a 7.000 al incluir tanqueros de menor tonelaje o con fueles ligeros en sus bodegas que estarían exentos de comunicar su navegación por las Islas.

Este tránsito internacional de petroleros, así como de todos los barcos, se ha regulado en dos pasillos de tres millas de anchura que transcurren entre Gran Canaria y Fuerteventura y entre Gran Canaria y Tenerife. Los denominados dispositivos de separación de tráfico (DST) se pusieron en marcha el 1 de diciembre de 2006 para evitar que los barcos puedan colisionar y por la consideración de Canarias como zona marítima especialmente sensible (ZMES).

Los petroleros que pasan por Canarias deben cumplir la normativa comunitaria que los obliga a tener doble casco para que en el caso de un golpe o un problema de fatiga de la estructura del barco permita mantener confinado el combustible y evitar una contaminación. Los 500 tanqueros anuales que atracan o fondean en el Puerto de La Luz son de doble casco.

Entre las medidas de protección para la ZMES de Canarias puestas en marcha, se incluye la obligación para aquellos buques de más de 600 toneladas y con altas densidades de hidrocarburos de notificar a Salvamento Marítimo su entrada y salida de las aguas del Archipiélago, así como de su carga. Este nuevo sistema de notificación tiene como objeto, además, la prevención ante una marea negra y que se pueda alertar en un tiempo mínimo a los medios de salvamento. Además, toda la costa de la mitad sur de Gran Canaria está clasificada como Zona a Evitar en la que la navegación queda prohibida o extremadamente restringida. Queda fuera del control canario la ruta marítima que pasa entre Fuerteventura y África.