Ojo avizor al vándalo. El Ayuntamiento capitalino mantiene una "supervisión constante sobre monumentos y esculturas de la capital para tratar de acabar con los actos vandálicos" que acaban con las figuras pintadas con muy poco arte. Anualmente se destinan 156.500 euros al mantenimiento, limpieza y restauración de estas piezas que lucen por toda la ciudad. Aun así, se libra una batalla continua por proteger algunas esculturas que parecen ser más vulnerables que otras. Es el caso de Lady Harimaguada, los Jardines de La Minilla o el monumento a O'Shanahan.

A pesar de que la mayoría de las esculturas de la ciudad están limpias, en ocasiones, algunas amanecen mancilladas. Técnicos municipales aclaran que "desde que la supervisión y la limpieza es constante y semanal, apenas aparecen grandes pintadas". Todo lo contrario, "ahora se ven más firmas y frases escritas con rotulador, pero nada de botes de pintura para grafitis. Estas pintadas se limpian sobre la marcha con los productos que lleva la cuadrilla". Cualquier uso que suponga ensuciar una escultura supone una infracción que está tipificada en la Ordenanza General de Convivencia y Vía Pública.

Una cuadrilla compuesta por dos personas, un vehículo y un técnico municipal supervisan semanalmente que las esculturas estén en perfectas condiciones. Productos especiales para acabar con los grafitis, aceites para tratar de frenar la corrosión del mar y agua y jabón para mantenerlas relucientes.

Las esculturas capitalinas - el Ayuntamiento tiene catalogadas al rededor de 100, pero limpia al menos 115 - brillan. Todas menos una. Los Jardines de La Minilla, cuyo muro está catalogado como monumento, y La Sabina, que descansa en ese parque, son un desastre, un puzzle de colores, frases y dibujos distorsionados. A diario aparecen nuevas pintadas que lo afean más si cabe. La corporación, que pretende arreglar por completo la zona, ha desistido de limpiar sus muros y esperan a tener vía libre para acondicionar la zona y ya adecentar las esculturas.

El grueso del presupuesto municipal contra el vandalismo se destina a la restauración de las piezas más antiguas y dañadas. En la actualidad son los protagonistas de la escultura de Atis Tirma los que se encuentran en plena rehabilitación. Se suele tardar una media de 30 días en reparar una escultura, que debe trasladarse hasta Tenerife.