"Me escupieron a la cara y me llamaron 'pobre negro' antes de venir con más gente y pegarme". Las palabras son de Cheikh M., el joven nigeriano que supuestamente fue agredido el pasado viernes por un grupo numeroso de menores de edad en compañía de algunos adultos en la playa de Las Canteras.

Cheikh reconstruyó para este periódico la explosión de violencia que presuntamente sufrió cuando se encontraba vendiendo objetos de artesanía en la zona de La Puntilla (playa de Las Canteras). "Vinieron tres chicas y me dijeron que les regalase algo, yo les contesté que no podía regalar pero que sí podía vender más barato, entonces me escupieron a la cara y me llamaron 'pobre negro'. Al rato volvieron con un grupo muy grande de gente, me pegaron y me robaron".

El joven, de 21 años, aún tiene miedo por lo sucedido y asegura que lo está pasando "mal". Llegó a Canarias procedente de Nigeria hace un año y medio y se encarga de cuidar a su hermano pequeño, un chico de 17 años, que le acompaña mientras vende objetos de manufactura africana a los turistas que deambulan por el paseo de Las Canteras. Aún le cuesta pronunciar el castellano, pero logra explicar lo que le sucedió la noche del pasado viernes.

"Las niñas volvieron con un grupo más grande de chicos y todos me pegaron, me dieron golpes en el estómago y en las piernas, me tiraron al suelo los collares y pulseras que tenía en un alambre y me los robaron", relató. El grupo se dispersó cuando la gente que veía el tumulto avisó a la policía. "Todos salieron corriendo, pero los agentes consiguieron retener a dos chicas y más tarde puse una denuncia".

Detenciones

Por los hechos, fueron detenidos tres varones mayores de edad: J. S. R., A. D. R. S. y M. Y. C. P. y cinco niñas de entre 14 y 15 años, entre las que se encuentran tres que se habían fugado de los centros de menores en los que se encuentran internadas y las que supuestamente insultaron de forma racista al joven nigeriano.

La Fiscalía del Menor puso en libertad a las menores detenidas y las envío con sus padres o a los centros a los que pertenecen tras tener conocimiento de lo sucedido, aseguraron fuentes judiciales, mientras que a los adultos se les imputa un delito de lesiones y otro de alteración del orden público con la agravante de motivos racistas.