La Clínica Santa Catalina atiende cada año unos 1.200 partos, el doble que hace una década. Una cifra que se mantiene en estos últimos años pese a que la natalidad está bajando en el Archipiélago debido a la crisis económica. Este centro privado, que data de 1930, celebró ayer la llegada del bebé número 50.000, un varón de nombre Gonzalo Viera Marrero, que estuvo arropado por toda su familia.

Durante las ocho décadas de historia muchas cosas han cambiado en este centro. No sólo ha aumentado el número de partos, sino también han cambiado sus características y ha mejorado la atención que reciben las madres. "La duración de los partos no ha variado a lo largo de la historia, pero sí la forma de atenderlos. La anestesia en los años 60 era lo que se llamaba el goteo, es decir, la administración de un suero con pentotal que producía una sedación en la mujer, ahora es todo con epidural", explica Sebastián Hernández, jefe del Servicio de Ginecología.

La llegada de la epidural fue una gran revolución. "Actualmente las mujeres tienen la posibilidad de pasar todo el proceso de dilatación sin ningún dolor. Es un cambio importante", añade el especialista. En cuanto a las cifras, en 1997 se atendían 300 partos anuales, mientras que en 2003 la media era ya el doble y en la actualidad de unos 1.200, por lo que el tiempo que discurrirá hasta que se celebre el bebé número 100.000 será mucho menor que estos últimos 80 años.

Otro avance con un tinte más psicológico es pasar de ver el parto como algo exclusivo de la mujer a ser un suceso familiar donde todos están implicados, Ahora el marido si él lo desea puede estar presente durante el periodo de dilatación y el parto. El padre participa en el proceso y se le da importancia al bienestar de la madre, a la que se le potencian sus conocimientos previos y la recuperación después del parto. Para ello la clínica dispone de una escuela de padres para que éstos aprendan a bañar al niño y cambiarlo. "El parto no es sólo un hecho fisiológico, sino conlleva connotaciones físicas y emocionales", sostiene Hernández, que estuvo acompañado por los médicos Jerónimo Megías y Francisco Domínguez, y el director comercial Carlos del Castillo.

Los representantes de la clínica entregaron a los padres de Gonzalo Viera una "tarta" de material para el pequeño y un reconocimiento. María Luisa Marrero y Miguel Ángel Viera son primerizos. "Tenía claro que iba a dar a luz en la Clínica Santa Catalina porque me habían hablado muy bien de ella. Estoy muy contenta", comenta la madre del niño que estuvo rodeado de todos sus familiares, bisabuela incluida, que no podían ocultar su emoción.