Las víctimas del caso Kárate eran menores cuando supuestamente fueron manipuladas mentalmente para adentrarse en el mundo de sexo, drogas y alcohol que Fernando Torres Baena ofrecía como "un método de evolución personal y deportiva", desgrana el fiscal, Pedro Gimeno, en su escrito de acusación. Años después, con el juicio ya en marcha, pocos son los que aún son menores, pero en el juicio tendrán que "enfrentarse a los detalles más obscenos de su vida privada".

La Asociación de Víctimas y Afectados del caso Kárate (Avicka) pidió ayer que se respetase su anonimato para salvaguardar su intimidad. "Aquí no se viene a juzgar a las víctimas", exclamó el abogado que los representa, José María Palomino, "sino que venimos para que se sepa qué es lo que sucedió durante 30 años en la Escuela de Fernando Torres Baena".

El presidente del Tribunal, Emilio Moya, consciente de la expectación que ha levantado el que es considerado como el mayor procedimiento de abusos sexuales que han conocido los tribunales españoles, lo dejó bien claro al comenzar un plenario que terminará el próximo mes de diciembre: "No dejaré que esto se convierta en un festín mediático. El juicio será en esta Sala, no por toda España".