Los padres, alumnos y profesores del IES Lomo Apolinario se han sublevado contra las obras de sustitución de cubiertas de un edificio anexo al centro educativo que comenzaron ayer. La comunidad educativa está preocupada por la seguridad de todo el personal y del alumnado, ya que las planchas a sustituir son de uralita y contienen amianto, lo que a su entender, conlleva un gran riesgo para la salud.

La Asociación de Madres y Padres (AMPA) del centro exige a la Consejería de Educación que detenga de inmediato las obras que empezaron ayer y que las posponga a los meses de verano cuando no hay actividad escolar. Los trabajos afectan a un inmueble de grandes dimensiones perteneciente también al Gobierno de Canarias y que se utiliza, entre otras cuestiones, para los cursos del Servicio de Empleo del Icfem.

El malestar es tal que los padres han empezado a recoger firmas y han entablado conversaciones con las asociaciones de vecinos del barrio y otros organismos que también se verían afectados por el amianto. "Alrededor de ese edificio hay colegios, guarderías y parques. No se puede realizar una obra de tal calibre sin comunicarlo al barrio", denuncia Margarita Cerdeña, presidenta de la AMPA que recuerda que la obra ha comenzado de "un día a otro" y "sin avisar". En el IES Lomo Apolinario de la capital grancanaria estudian más de 500 alumnos de a partir de 12 años.

Asimismo, los padres alertan de que mientras que los obreros van a usar un equipamiento especial para protegerlos de los efectos nocivos del material, los niños van a estar expuestos con continuidad a los efectos negativos del amianto. De hecho, el inspector de trabajo recomendó a la directiva del centro cerrar algunas aulas para evitar el impacto visual que pueda ocasionar la indumentaria de los trabajadores.

Protección

"Los trabajadores van totalmente protegidos, pero ¿y nuestros hijos? Lo único que han hecho es poner una lona de plástico para que no veamos qué es lo que pasa en el edificio que está a solo unos metros del colegio", afirma María Teresa Peña, madre de una joven de 15 años.

Los alumnos tampoco lo han dudado y se han sumado a la protesta. "No piensan en lo que hacen. Esto nos afecta a todos y no nos dan protección. No podemos venir a estudiar todos los días con esta situación", alega Tatiana Viera, de 16 años. Su compañera, Karen Morán, de su misma edad, recuerda que entre los alumnos hay niños con asma y alérgicos.