Ir a ver una fase de murgas al parque Santa Catalina y luego coger una guagua para tomarse una copa en la otra punta de la ciudad, en el anexo de la plaza de La Música. Esto es lo que planea el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para los próximos carnavales y lo que ha provocado que los dueños de los chiringuitos pongan el grito en el cielo.

"Si ya es complicado que la gente consuma con el tema de la crisis, ¿cómo vamos a pretender que se atraviesen la ciudad pata beber algo?", se pregunta Rafael Marrero, Feluco, que lleva más de tres décadas detrás de la barra de un bochinche carnavalero. "Es un disparate. Están troceando el Carnaval por zonas. El Carnaval tiene que estar en Santa Catalina", opina.

Los estudiantes tampoco aprueban la iniciativa. "El espacio es muy justo y no es tan céntrico. La única solución es mejorar mucho el tema del transporte público y aprovechar más espacio en la zona, como el de debajo del puente de El Rincón", agrega Erik Ramos, estudiante de Educación Física que este año puso un chiringuito para recaudar fondos para el viaje de fin de curso.

Por su parte, los integrantes de los grupos del Carnaval lamentan que el Ayuntamiento no les haya pedido su opinión. "Si el Carnaval se quita de los alrededores del parque Santa Catalina va a perder su esencia. Una vez que sales de la gala o del concurso, ¿quién va a ir a la plaza de La Música? O se traslada todo allá o se queda todo donde está", añade Orlando Jiménez, presidente de la Figruc, que recuerda que cada año participan más de 1.200 murgueros y que no se ha contado con ellos.

En el lado opuesto se sitúan los vecinos de Santa Catalina que ganaron el pleito por los ruidos de los carnavales. Dicha sentencia va a ser ejecutada finalmente el próximo año por el Ayuntamiento sacando los mogollones del barrio después de años de quejas, aunque mantiene los actos en el parque.