Un antiguo mercedes de color negro, matrícula FN 627, hizo los honores de llevar el lustroso estandarte rojigualda de este navío de guerra, que portaba en sus manos una marinera de su tripulación, para su custodia en el Museo Naval de Canarias (a la entrada del Arsenal de Las Palmas) y engrosar el patrimonio de la Armada. La ceremonia tuvo sus momentos de emoción entre sus últimos doce marineros y antiguos tripulantes que participaron en el acto presidido por el jefe del Arsenal, capitán de navío Juan Carlos Soler García.

Su último comandante, el alférez de navío Aarón López, reflejó en su discurso la existencia del Grosa en sus 31 años y sus 3.700 días de mar. "No estuvo ni en Somalia ni en Afganistán, pero fue el perfecto soldado sirviendo a España en donde se le pidió". El patrullero, que debe su nombre a una islote frente al Mar Menor (Murcia), es el quinto patrullero de una serie de diez unidades, construido para la Armada Española en 1981 por la antigua empresa nacional Bazán, ahora Navantia.

El pedido inicial era la construcción de cinco patrulleros de 60 metros de eslora pero los mandos optaron por que fueran diez navíos. Este cambio provocó la construcción de embarcaciones altas y estrechas, perdiendo así estabilidad, lo que les acarreó fama de malas travesías para sus tripulantes.

El primer mando del buque correspondió al teniente de navío José María Terán Elices, hoy Almirante. Hasta la fecha el buque ha tenido 28 comandantes. Su bandera de combate le fue entregada el 30 de junio de 1997 en San Pedro del Pinatar (Murcia), día en que se izó por primera vez hasta ayer para su despedida al no haber entrado en combate.

Entre las operaciones de interés realizadas por la P-25 se apuntan el remolque del mercante Kafdatoumata con 86 personas a bordo el 4 de julio de 2003, dándoseles apoyo con agua y víveres. y desembarco en el puerto de Dakhla (antigua Villacisneros). También intervino en el auxilio a una embarcación neumática a la deriva con 28 personas a bordo en aguas del mar Alborán el 4 de noviembre de 2004. Se realizó la entrega a la Marina Real Marroquí, siendo la primera colaboración de las dos Armadas en temas de inmigración ilegal.

Vigilancia

A lo largo de estos años, el patrullero ha prestado un importante servicio a la comunidad canaria en sus cometidos para proteger los intereses marítimos de la Zona Económica Exclusiva canaria, vigilancia de la actividad de la pesca y seguimiento y detección de inmigración ilegal en colaboración con unidades de la Guardia Civil y Salvamento Marítimo. Su base en el Arsenal de Las Palmas desde comenzó su vida operativa, ha determinado que sus dotaciones hayan sido mayoritariamente canarias.

La llegada al Mando Naval de Canarias de los modernos buques de acción marítima (Los Rayo, Meteoro, Relámpago y a los que se unirá a finales de julio el Tornado) han aumentado las capacidades de la Armada en las Islas, renovando las unidades próximas a finalizar su vida útil, como el caso del Grosa. Despojado ya de los cañones, el P-25 queda ahora a la espera de que se decida su nueva vida que pasa por su venta a una armada africana como el caso del patrullero Conejera, el desguace o su hundimiento en alta mar para que sirva de guarida de peces.