Su historia está ligada al desarrollo comercial de la ciudad y también a la memoria colectiva de cientos de canarios que durante décadas acudieron por Navidad al número 65 de la calle Mayor a encargar sueños. El edificio de viviendas diseñado por el arquitecto grancanario Fernando Navarro en 1905, uno de los primeros de la Las Palmas de Gran Canaria construido con vigas de hierro procedentes de Inglaterra, atraviesa un importante proceso de rehabilitación de la mano de la constructora y promotora Acosta Matos S.A. El inmueble seguirá teniendo su uso residencial y comercial, pero los nuevos pisos son de lujo. De las doce viviendas proyectadas, sólo dos quedan aún a la venta.

El inmueble, que hace esquina con la calle Arena y que tiene tres plantas, ha comenzado a lucir todo su esplendor aunque todavía no han finalizado del todo las obras de rehabilitación.

La reforma, que lleva cerca de dos años, finalizará en un par de meses, pero el descubrimiento de su fachada ya ha comenzado a llamar la atención entre los viandantes. El arquitecto que ha llevado a cabo la reforma, José Acosta Matos, aseguraba ayer que desde que se ha quitado el telón no han parado de recibir llamadas de ciudadanos preguntando por las viviendas.

La vida de este bello edificio de Triana comienza a principios de siglo. En concreto, en la droguería de Vicente Lleó Benlliure, en la que también se dispensan medicamentos y se ponen inyecciones.

El negocio, sito en la calle mayor, funciona y los réditos no sólo le permiten al empresario renovar su comercio sino construirse una vivienda familiar, con local incluido, siguiendo la pauta de otros empresarios de la época. De aquella renovación comercial, surgirá la nueva imagen de Triana.

El encargo de la obra se hace al arquitecto municipal Fernando Navarro Navarro, autor del Gabinete Literario y de otros edificios de la calle mayor y que tiene a la burguesía canaria entre su mejor clientela.

El proyecto tiene un marcado acento modernista, pero muy racionalista en el frontis comercial. Las ordenanzas municipales, existentes desde 1888, así lo exigen.

Entre las normas para homogeneizar el zoco que era Triana a finales del siglo XIX figura la de que "las cortinas o toldos de toda clase de establecimientos deberán colocarse de modo que su punto más bajo esté por lo menos a una altura de 2,25 metros sobre el rasante de la acera".

En principio se proyectaron dos pisos sobre el local comercial, pero posteriormente se levantó una planta más.

El arquitecto y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria José Luis Gago, explicaba ayer que el edificio ya fue concebido para la época como una vivienda "de lujo" y que la calle Triana cuenta con "muy pocos inmuebles" de tres plantas con "ese porte" tan magnífico.

El edificio siempre ha tenido un uso residencial y comercial, y ese uso se respetará tras la rehabilitación que lleva a cabo la constructora Acosta Matos, que compró el inmueble y que se ha quedado con una planta entera de viviendas para alquilar y amortizar los gastos.

El arquitecto José Acosta Matos califica la rehabilitación de una experiencia "impresionante", a pesar de haber realizado ya diversas reformas en inmuebles de alto valor patrimonial. "El edificio es muy singular por su dimensión y altura y por ser un ejemplo de arquitectura".

En la rehabilitación de esta joya con más de cien años de antigüedad se ha respetado la fachada, muros de carga así como la escalera central, y dos patios interiores, tal y como exige la normativa.

El resto de los tabiques se han tirado para diseñar las nuevas viviendas -cuatro por planta- de diferentes metros cuadrados. La más grande, de cuatro dormitorios, cuenta con 125 metros cuadrados útiles y la más pequeña, de dos dormitorios, de 69,92 metros cuadrados.

El edificio, uno de los primeros de la ciudad sin vigas de madera, conservaba en buen estado su estructura metálica; que ha sido saneada. Se han rehabilitado los ornamentos de la fachada siguiendo un molde de los elementos que estaban en perfecto estado y se ha restaurado toda la cerrajería. Un escultor se ha encargado de realizar el nuevo pretil siguiendo los antiguos planos y que se perdió con el paso del tiempo.

Uno de los elementos más modernos que incorpora el edificio es un ascensor transparente de cristal para salvar los cuatro metros de altura que tiene cada planta. El edificio contará con iluminación nocturna para destacar su belleza y en su escalera se narrará en imágenes su historia así como la de la calle Triana. Dos viviendas -segundo piso- quedan aún en venta. Su precio: 490.000 y 390.000 euros.