Miles de horas debió pasar solo en su cabina. A través de las ventanillas que daban a la sala de butacas del Cine Sol sentiría el rumor del público antes de que se apagaran las luces y, seguro, tendría preparadas las bobinas por su riguroso orden. Rafael Hernández era proyeccionista y fue vecino de Schamann durante 57 años. "Primero trabajó en el Cine Goya, luego en el Sol y por último, en el Cuyás", explica su hijo Rafael, que no pudo evitar emocionarse ayer al visitar la muestra Homenaje a Don Rafael J. Hernández Marrero, a la que se suma otra, Ciudad Alta revelada, que recupera la memoria audiovisual del barrio capitalino. Gran Canaria Espacio Digital contará, a partir de esta noche, a las 20.00 horas, con un billete al pasado, que muchos comprarán para recordar viejos tiempos.

Hernández, recientemente fallecido, era un hombre metódico, que guardó durante décadas toda clase de recuerdos de las películas que proyectó en los cines de la ciudad. Con este fondo y el buen hacer de la comisaria, Ángeles Jurado, se ha conformado una muestra en la que no sólo se pueden observar estos objetos y otros relacionados con el oficio de proyeccionista, sino disfrutar de una entrevista que se le realizó hace dos años. "La verdad es que eché una lagrimilla, porque se le veía tan bien", afirmaba su hijo, que creció, como si de un Cinema Paradiso schamannero se tratara, viendo las películas desde las ventanillas de la cabina. "Recuerdo que me dejó ver El manantial de la doncella, de Ingmar Bergman, que tenía escenas bastante fuertes, cuando yo aún era un niño".

Aunque era técnico electricista y trabajaba arreglando televisores o inventando radios que funcionaban con baterías para los que vivían en el sur, donde no había electricidad, Hernández no fallaba ni una sola tarde para proyectar las grandes películas de Hollywood o las que se rodaban en España. "El Cine Sol era moderno, tenía tres proyectores y bastante espacio en la cabina", indica Rafael hijo, que estuvo acompañado de sus sobrinos Himar Méndez y Miguel Núñez en este preestreno para familia y autoridades que acogió Gran Canaria Espacio Digital.

Pero esta cita con el acervo audiovisual de Schamann tiene otra pata fundamental en Ciudad Alta revelada. El argumento de esta exposición, comisariada por Míchel Jorge Millares, parte de la colaboración de los propios vecinos, que donaron 300 fotos del barrio para conformar un mosaico casi perfecto de cómo se vivía en aquellas casas desde 1910. "A los ciudadanos anónimos, que hacían mucha vida en los porches y acudían a todos los eventos religiosos o festivos que se organizaban, se unen personajes conocidos como Luis Jorge y Jane Millares o Felo Monzón, de cuyos hogares también se pueden ver fotos en esta muestra".

Precisamente, una de las imágenes más impactantes es la del cantautor argentino Atahualpa Yupanqui en casa del pintor Felo Monzón. Pero luego hay otra impagable de César Manrique en la terraza de la Sala de Fiestas de Altavista, hoy Iglesia Coreana, que es una demostración de lo chic que era la ciudad en aquellos años.

En Schamann actuaron estrellas como Lola Flores, Julio Iglesias o Cliff Richards y de eso también hay pruebas gráficas en la exposición. Pero si hay una zona entrañable es la que reúne las fotos de los niños de Schamann. "Ellos eran el futuro del barrio", explica Míchel Jorge, mientras señala una imagen maravillosa en la que se le ve a él mismo y a su hermano Cristian, de pequeños, vestidos de militares y privados de su juicio por andar disfrazados por la calle. Una delicia.