Cientos de familias se dieron cita ayer en los Jardines del Atlántico, al lado del auditorio Alfredo Kraus, para comprobar in situ como un simple artilugio hecho de papel, hilo y unos palillos de bambú puede elevarse en el aire y hacer cabriolas en cuanto sopla un poco de viento. El Festival Internacional de Cometas, que ya va por su edición número quince, congregó a curiosos y aficionados a este arte de origen chino durante toda la jornada dominical en la que la panza de burro favoreció la presencia de público.

El festival, que ha sido patrocinado por el ayuntamiento de la capital y empresas particulares, contó con la participación de aficionados a otras disciplinas relacionadas con el viento como son el kitesurf, el ala delta, el parapente y el ultraligero. El objetivo es que el público tuviera la oportunidad de conocer las posibilidades que ofrece el dios Eolo para practicar otros deportes y aficiones.

Entre los cometeros que participaron en el festival, el equipo Eolo Canarias, formado por Víctor Rodríguez y Juan Manuel Rodríguez -el cometero más joven del mundo-, y que ya han participado en algunos de los festivales más importantes en esta disciplina como el de Portugal, el de El Aaiún (Sahara), Francia y Alemania, entre otros.

El presidente del festival, Acoidán Cabrera, explicó que durante estos años el festival ha ido creando mucha afición tanto entre los pequeños como en los adultos. "Tenemos presencia canaria tanto en los mejores festivales de cometas del mundo como en los locales", añadió.

Respecto a estos quince años con los que ya cuenta el festival, Cabrera dijo que el balance ha sido "superpositivo" y que cada vez se ha ido contando con la "colaboración" de otras empresas deportivas relacionadas con el viento para que los pequeños puedan irse aficionando a cualquier disciplina "como un juego para luego irse hacia aquella que más le guste".

Una de las empresas que participaron ayer en el evento fue Canaire, una escuela de ultraligeros, que hizo las delicias con la exhibición de sus aparatos.

Daniel del Rosario Vega, instructor de la escuela, explicó que la mayoría de las personas que se acercaron al stand tenían curiosidad por conocer en qué consiste el curso que ofrecen así como saber hasta dónde se puede ir con un ultraligero. Del Rosario aclaró que cualquier persona a partir de los 16 años puede aprender a volar en un ultraligero y que los aparatos tienen una autonomía hasta de 400 kilómetros.

"Se puede volar perfectamente entre islas. Yo he llevado incluso un aparato desde Córdoba a Lituania para un cliente", puntualizó el instructor, quien dijo que "no es un deporte ni de héroes ni de arriesgados".

Aparte de las exhibiciones, durante la mañana hubo diversos talleres infantiles con los que los más pequeños pudieron crear sus propias cometas así como decorarlas a su gusto.