La cadena noruega Radisson pagará 2,5 millones de euros a Juan Padrón para hacerse con la explotación del hotel Santa Catalina. Un compromiso de compraventa de acciones firmado el pasado 27 de junio de 2012 dibuja las líneas maestras del plan con el que el grupo noruego busca gestionar uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Para que se proceda al traspaso efectivo de las acciones, todavía hace falta la autorización del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que es el dueño del edificio.

El acuerdo que han suscrito ambas partes obliga a Padrón a vender, como mínimo, el 75% del capital social de Hotelera Nueva Canaria SA por un precio pactado de 2,5 millones de euros, "pagaderos en el momento de la firma de la escritura de compraventa", según recoge la estipulación primera del contrato. El documento, que fue enviado a un representante de Radisson el pasado 24 de junio de 2012, fue firmado tres días después, aseguraron fuentes conocedoras del acuerdo.

La operación de compraventa deja la puerta abierta, además, a que Padrón se deshaga de Hotelera Nueva Canaria, la empresa con la que gestiona el Santa Catalina, vendiendo el 100% de las acciones a Radisson por un precio total de cuatro millones de euros. Esta opción, sin embargo, se antoja complicada, puesto que el actual concesionario ya ha dejado claro que su intención es seguir gestionando, de alguna manera, el hotel.

Autorización

La autorización del Ayuntamiento a la operación sería el pistoletazo de salida para que Radisson notifique a Padrón la fecha, la hora y la notaría en la que se firmará la escritura de compraventa de acciones. Y el empresario canario, a su vez, informe a la cadena noruega "de la voluntad de vender el 75% o el 100% de sus acciones", establece la estipulación segunda del contrato.

El compromiso que han firmado ambas partes plantea, por otro lado, lo que sucederá en el año 2017, momento en que caduca la actual concesión, en el caso de que el Ayuntamiento no la liquide antes. Si Padrón sigue al frente del Santa Catalina, con Radisson como socio, tendrá seis meses para venderle por 1,5 millones de euros las acciones que aún conserve; si no lo hiciese, recibirá medio millón de euros y mantendría su participación en la sociedad.

La decisión que tome el Ayuntamiento sobre esta operación es vital para su culminación. En el contrato de arrendamiento suscrito entre Hotelera Nueva Canaria y el Ayuntamiento el 14 de junio de 1994 se prohíbe expresamente traspasar el hotel. Padrón asegura a Radisson, en la estipulación tercera del contrato, que se encuentra negociando con el Ayuntamiento la autorización para cederle la explotación del cinco estrellas, pero le advierte de que la corporación le ha solicitado "el derecho a resolver anticipadamente el contrato de arrendamiento, indemnizando a la arrendataria-vendedora [Padrón] que ambas partes convengan".

En el caso de que el Ayuntamiento liquidase el contrato de arrendamiento de manera anticipada, el acuerdo entre Padrón y Radisson quedaría sin vigencia, siempre y cuando no hubiesen pasado tres meses desde la firma. El Gobierno local no ha desvelado a este periódico si dará el visto bueno a la operación. Otra de las condiciones que aparecen en el contrato impide a Padrón, en el caso de optar por mantener un 25% de las acciones, asumir "desembolsos para mejoras o ampliaciones de capitales que se propongan por la sociedad".