La playa de La Laja contendrá un parque temático de pecios (todo objeto o vehículo hundido) que convertirá a la ciudad en un destino preferente para el turismo de buceo y generará arrecifes artificiales llenos de vida. Para ello, se hundirán cuatro guaguas municipales en desuso, con estudios previos de impacto ambiental y con todas las condiciones de seguridad. Este novedoso proyecto, que se desarrollaría en un año, contempla además, en un futuro, el hundimiento de diecinueve barcos que se encuentran abandonados en aguas del puerto de Las Palmas, en el caso de que el Ministerio de Medio Ambiente dé luz verde a esta iniciativa promovida por el Ayuntamiento de la ciudad, y que dirige el experto Javier Marrero, con el apoyo científico de Arturo Boyra, director de la empresa Oceanográfica, Divulgación, Educación y Ciencia.

Javier Marrero lleva cinco años lidiando con administraciones públicas y entidades privadas para materializar esta original idea. En principio, el proyecto planteaba hundir una fragata, un tanque e, incluso, uno de los aviones Concorde cuando la compañía aérea decidió retirarlos. Finalmente, debido al elevado coste se optó por hundir el vehículo público más representativo de la ciudad -las guaguas- y, en una segunda fase, las embarcaciones abandonadas o en mal estado. Si se lograra, se crearían en total 20 arrecifes artificiales en el fondo marino de la capital, rebosantes de vida entre guaguas y buques. Un parque de pecios único.

Cuando presentaron el proyecto al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Mimi González, concejala de la Ciudad de Mar, vio que podría encajar perfectamente en la estrategia que está desarrollando en torno al litoral de la Las Palmas de Gran Canaria.

La iniciativa contempla, inicialmente, hundir las cuatro guaguas "descontaminadas", lo que requiere la eliminación de todo tipo de residuos tóxicos, que puede costar unos 18.000 euros por vehículo. Se sumergirían a 1.800 metros del puerto de San Cristóbal y a unos 1.100 metros de la playa de La Laja, a 26 metros de profundidad, óptima para la realización del buceo. La empresa Oceanográfica está desarrollando los estudios para la ubicación de los pecios e impacto ambiental, por encargo del Ayuntamiento, si bien ya está contrastado que el fondo de esta zona es como un desierto marino, con lo que se generaría inmediatamente un oasis con abundante vida. Como complemento, la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Gran Canaria estudia distintos proyectos para crear un parque escultórico submarino, como una parada de guaguas, o intervenciones en el interior de los vehículos que ayuden a la biodiversidad.