La Virgen del Carmen fue adorada ayer por miles de devotos, que la aclamaban y la seguían a lo largo del recorrido de la procesión marítima. La cita, que comenzó alrededor de las seis de la tarde, partió desde la iglesia del barrio de La Isleta para terminar embarcando a la talla en el patrullero Rayo, en el Muelle Primo de Rivera. Se vivió una tarde con algo de sofoco, pero no supuso un obstáculo para los fieles de la Virgen de los marineros, ya que continuaron el trayecto con emoción y en un ambiente de convivencia.

Una vez finalizada la Eucaristía, decenas de personas se congregaban en la puerta de la iglesia. Se respiraba un halo de nerviosismo por ver salir a la Virgen del Carmen, cuya imagen se había embellecido con su manto color celeste y plata. Tita Suárez, maquilladora de profesión y vecina del barrio isletero, era una de las que esperaban, muy de cerca, la salida de la imagen. "Es lo más grande, es como la Esperanza de Triana en Sevilla", señaló, y comparó nuevamente: "Es como la pasión que tienen algunos por la Unión Deportiva Las Palmas". Próximo a ella se agolpaba un grupo de señoras, todas mujeres de costaleros. Una de estas, Esther Domínguez, indicó: "Estamos muy cansadas, pero aquí estamos".

Faltaban pocos minutos para ver aparecer por el pórtico a la talla. Mientras, miembros de la policía pedían colaboración a los asistentes con el fin de dejar espacio libre para la Madre del Carmen. Y ahora sí, llegó el momento. Todas las miradas se dirigían a la puerta de la iglesia y muchos querían inmortalizar la imagen religiosa a través de sus cámaras de vídeo o, en su defecto, con móviles de última generación. Al mismo tiempo, los costaleros seguían las indicaciones para salir con éxito de la parroquia. Cuando ya asomaba la figura, la banda de música comenzó a tocar el himno español y algunos de los presentes alababan a la talla con gritos como "¡Viva la Virgen!" y "¡Guapa!" Una traca de voladores confirmaba su presencia y así se inició la procesión marítima por la calle Benartemi sentido bajada. Ezequiel Sarmiento no se quiso perder el momento. Este ciudadano, residente de Moya, consideró que por ser "la patrona de los pescadores" ya era suficiente para ir a verla y disfrutar de la tarde.

Los fieles a la Virgen del Carmen se habían engalanado para la ocasión. Acudían en solitario, en familia o con amigos. Unos se emocionaban y escondían bajo las gafas de sol las lágrimas de sus ojos, otros iban descalzos por sus promesas, y muchos lucían escapularios con la imagen religiosa. Como Teresa Quintana, que acudió sola a la procesión marítima, como siempre hace, y ayer se compró este amuleto en honor a la Virgen.

La música de la banda continuaba sonando y llegaba a todos los rincones de La Isleta. Los 30 costaleros que cargaban la talla bailaban al compás de las melodías y aceleraban el ritmo cuando los tambores y trompetas también lo hacían.

La Virgen del Carmen era recibida a su paso con fuertes ovaciones por parte del público. Una joven que estaba arrimada a un lateral le comentaba a su acompañante que se le ponían los pelos de punta con el ambiente que estaba viendo.

Una gran comitiva acompañaba a la imagen en su recorrido. Entre las autoridades destacó la presencia del alcalde de la ciudad, Juan José Cardona, la concejala de Distrito Isleta y Puerto-Canteras, Carolina León, y la edila de Ciudad de Mar, Mimi González.

A la altura de la plaza Ingeniero Manuel Becerra centenares de devotos disfrutaban del cuadro de la Virgen descendiendo por la vía. Entre ellos, Mª Carmen Domínguez, Aurora Castellano y Juan Martín. Estos ciudadanos coincidieron en que era "la madre más grande".

El recorrido proseguía por la calle Doctor Antonio José Aguiar, para llegar a la glorieta de Belén María y continuar hasta el Muelle Primo de Rivera. En este camino estaba Salma Khodari, de origen marroquí y casada con un canario. Acompañada de visitantes franceses, Khodari les llevó a la procesión para que conociesen algo de la tradición canaria, puesto que es distinto a lo que encuentran en su país. Como la pequeña que les acompañaba, que con gritos avisaba cada vez que veía a la Virgen.

Ya en el Muelle la gente se preocupaba de coger un buen sitio. Alicia Santana, Margarita Santana, Carmelina Valerón y su hermana Juana esperaban junto al patrullero con el fin de ver, en primer plano, la subida de la Virgen del Carmen. Medio centenar de embarcaciones esperaba en el mar, cuando la imagen de la Virgen del Carmen entraba y los presentes la loaban con aplausos y piropos.