El visto bueno del Gobierno canario a la modificación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de Vegueta-Triana para ampliar el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas da vía libre por fin a las obras, después de 13 años de espera y de desencuentros con el Ministerio de Cultura. "La lentitud de las administraciones públicas y los problemas burocráticos han hecho que probablemente se hayan perdido 13 años de historia", se lamenta el director del Archivo, Enrique Pérez, quien destaca la importancia de los archivos porque "atesoran el patrimonio documental y son la memoria escrita de un lugar".

El Archivo Provincial se encuentra en el corazón de Vegueta, en un edificio con tanta historia como la que conserva en su interior. Anteriormente, tras su fundación en 1948, ocupó locales en la calle Murga y en la Casa de Colón. El inmueble fue una donación del Cabildo al Estado, que se reconstruyó para convertirse en almacén de documentos en 1997. Desde esta fecha se avanzó mucho en el archivo, hasta tal punto que en 1999 "ya no cabía ni un alfiler", afirmó el director. Por este motivo se hizo un escrito al Ministerio de Cultura reclamando la ampliación del edificio. "Tuvimos que interrumpir la recogida de documentos, porque ya no nos caben". Tras 13 años de espera, negociaciones y permisos, el proyecto sigue paralizado.

El problema de espacio en las salas del recinto se agravó debido a la ardua compraventa a sus diez herederos del antiguo colegio de San Antonio, a tan solo un metro del inmueble, entre las calles Espíritu Santo y Doctor Chil. Tras informes preliminares para analizar las posibilidades del edificio, en estado ruinoso, el Ministerio negoció su adquisición y pidió al Ayuntamiento que se redujese el nivel de protección para iniciar la remodelación y reconstrucción en 2001. Antes de comenzar con las obras, el Ministerio solicitó un informe geotécnico del solar y finalmente en 2005 salió a concurso la convocatoria para su construcción con un presupuesto de 2.402.759 euros.

Con el proyecto arquitectónico sobre la mesa, tan solo un año después se detuvo la actuación, por problemas burocráticos y administrativos derivados del alto grado de protección de la zona. "No nos dejaban tocar las paredes, y había que restaurar todas las maderas, pero estaba todo podrido y ruinoso, se caía", explicó Pérez. La paralización de las obras y las trabas a la reforma siguieron ralentizando la actuación. Por este motivo, en 2010, el dinero destinado a la remodelación, por falta de fecha, se trasladó en 24 horas a la mejora de otro archivo.

Un cambio en la ampliación, para añadir la construcción de sótanos, complicó los trámites, pues hubo que elaborar un nuevo proyecto, un estudio geotécnico y una prospección arqueológica con ningún descubrimiento de valor.

Junio de 2012 es la fecha en la que la ampliación comienza a ver la luz, tras más de una década de altibajos. La aprobación del Pepri de Vegueta-Triana para reformar el local adyacente dio vía libre para la actuación. El actual edificio del archivo, de estilo neoclásico, fue construido en el siglo XVIII por los hermanos Viera y Clavijo. Consta de tres plantas y alberga en su interior diez kilómetros y medio de documentación histórica. En sus salas se custodian protocolos notariales desde el siglo XVI, fondos de la Real Audiencia, del Ayuntamiento, del Gobierno Civil y archivos privados como, por ejemplo, el de León y Castillo, además de compraventas, testamentos, documentación sobre la piratería en la Isla y un largo etcétera. Solo su biblioteca almacena más de 4.591 volúmenes. Los escritos más antiguos que guarda son del año 1509.

Entre los servicios que ofrece el inmueble, además del de salvaguardar el patrimonio escrito de la provincia, también está el de biblioteca, especializada en historia, archivística, paleografía, sigilografía, diplomática, instituciones y demás ciencias auxiliares. Más de 3.500 páginas son reconstruidas cada año por el servicio de restauración del archivo, que actualmente cuenta con una sola persona y que se encarga de recuperar, aproximadamente, seis de estos extensos documentos al año. "Un gran número de escritos han sido parcialmente destruidos por el insecto "bibliófago", que durante siglos de mala conservación ha atacado el papel que los compone", expuso el director del Archivo. Además de la digitalización, el recinto dispone de un taller para crear y visualizar las microfilmaciones y un lector de microfichas, una sala de consulta y un salón de actos polivalente.