Como cada año por estas fechas, las famosas mareas del Pino llegan a las costas de las islas. Tras el buen tiempo, muchos, sobre todo a los más jóvenes, recuerda el fin del verano y el regreso a la rutina. El mar toma protagonismo gracias a los fenómenos astronómicos que ocurren durante el cambio de estación de verano a otoño. Por fortuna este año no habrán factores meteorológicos que afecten a que las mareas sean más pronunciadas como ocurre otros años. Con este fenómeno las costas muestran su lado más temible con olas que superan los tres metros, y a la vez dejan estampas como el vacío en la playa de Las Canteras con la marea más baja del año.

Las mareas del Pino limpian las playas después del trasiego del verano y sirven además para que dos bandas tradicionalmente enfrentadas combatan sobre sus olas. Se trata de los surferos y los bugueros. Los unos se ven elegantes y los otros osados. "Las llaman las mareas del Pino, pero ocurren cuando comienza el verano y cuando termina", expone Jesús Agüera, jefe del grupo de predicción de la Agencia Estatal de Meteorología.

En verano apenas se da el mar de fondo pero septiembre es el mes en el que se debilitan los vientos alisios y las borrascas entran por las Azores, que son las que producen el mar de fondo y provocan la creación de las olas que llegan a la costa. Estas mareas se producen todos los años por estas fechas, y, al parecer, este año no se registrará el mar de fondo que coincida con las mareas equinocciales (el equinoccio es aquel momento del año en que los días y las noches tienen la misma duración en todos los puntos de la Tierra) y la atracción de la luna, y hagan que el mar se vuelva feroz y dé lugar a gran oleaje. "Hay años que se juntan las mareas con mar de fondo que viene de alguna borrasca y el mar de viento causado por el fuerte viento en Canarias y causa un fuerte oleaje", agrega Agüera. "Se confunde mucho marea y oleaje, y cuando en las mareas del Pino se produce un oleaje fuerte las olas llegan a donde normalmente no lo hacían", explica Jesús Cisneros, profesor de Ciencias del Mar de la ULPGC.

"Pero al igual que sube, baja. Las mareas son como una onda", añade Cisneros. Lo más impactante son las mareas bajas, ya que el agua baja más de lo normal, y deja al descubierto rincones del litoral que se encuentran bajo el mar el resto del año. Lo único que se puede predecir de este fenómeno con exactitud son las mareas, por la atracción de la luna y el sol. "Por otra parte el oleaje es impredecible a largo plazo", asegura Cisneros. La meteorología puede prever la marea alta (pleamar), pero no el mar de fondo. Si hay viento y mar de fondo se forman las olas grandes, según Cisneros.

La luna y el sol se alinean durante un corto periodo de tiempo, el sol, la luna y la tierra se alinean sobre el ecuador y la atracción gravitatoria, que es la fuerza que rige las mareas, está en su máximo apogeo. "Existe un ciclo anual de atracciones astronómicas, y durante las mareas del Pino, el sol y la luna tiene una fuerza de atracción mucho mayor", alega Cisneros. Esto, sumado a los factores mencionados anteriormente, más "las presiones, que también afectan. Por ejemplo si hay una baja presión también sube la marea. Cada milibar de diferencia son centímetros que gana, o pierde en caso de altas presiones", añade Cisneros, que señala que "son muchos los factores que influyen en el comportamiento del mar, y más durante el Pino".

Este acontecimiento deja estampas para enmarcar, como cuando en la playa de Las Canteras la pleamar alcanza la altura del paseo. Y la cruz de la moneda, cuando baja en ocasiones se puede llegar a La Barra nadando pocos metros. En el sur de la Isla, en Maspalomas, el mar llega a entrar hasta la charca. Definitivamente las mareas del Pino son un fenómeno que se repite pocas veces. Las generaciones pasadas lo atribuían a un acto sobrenatural que manifestaba la necesidad de acudir a la villa mariana de Teror.