"Nos tememos lo peor. Si los negocios no respetan los horarios ahora, ¿cómo será cuando tengan terrazas? No habrá quien descanse". Así de claro lo tiene Miguel Rodríguez Suárez, miembro de la Asociación Entorno de Perojo, que se plantea recurrir a los tribunales si se instalan las terrazas proyectadas a petición de un pub y una pastelería en la emblemática calle capitalina.

"Llevamos diez años luchando contra el ruido, y hemos presentado más de 20 denuncias. Hemos logrado, por ejemplo, que se insonoricen, pero la gente sale a fumar y arma un escándalo tremendo", agregó Rodríguez. "Es un problema, no sólo porque vivimos muchos vecinos, sino porque hay dos residencias de ancianos en la calle", una a sólo dos puertas de la dulcería que instalará la terraza en horario diurno. "Los ancianos salen por esa acera a coger la guagua que les lleva a realizar rehabilitación o actividades, ¿y ahora qué van a hacer con una tarima de madera en medio de la acera?", se preguntó.

Ya hay un negocio con terraza en la plazoleta Padre Hilario. "El horario que tienen establecido para el cierre es hasta las doce de la noche de domingo a viernes y hasta la una los viernes y sábados. Pues bien, el pasado viernes estaban empezando a recoger a las dos y media de la mañana", aseguró el vecino, que está harto de llamar a la policía. "Si no hay sanciones fuertes o cierres, aunque sean temporales, no hay nada que hacer. El problema es que no se tiene respeto a la autoridad", agregó.

La plazoleta Padre Hilario se ha convertido en un lugar de encuentro para jóvenes. "Allí se juega al fútbol, se ensucian las paredes, se pintan las fachadas, es un desastre. Además, por las mañanas los repartidores aparcan allí para descargar, cosa que está totalmente prohibida", indicó Rodríguez.

El miembro de la Asociación Entorno Perojo está convencido, además, de que el sistema que se va a utilizar, que tiene el visto bueno del Cabildo, será dañino para la acera. "Es una zona protegida, ¿cómo van a poner unas tarimas de madera ahí? Terminarán por estropear el firme".

Rodríguez ha hecho el cálculo de que entre las calles Perojo, Cebrián, Canalejas y Murga hay 11 locales destinados a la venta de bebidas alcohólicas que deben cerrar a las dos de la mañana. "Pero no lo hacen, se quedan los clientes dentro y la excusa que nos han dado los propietarios es que los clientes están terminándose las copas, cosa de la que nosotros no tenemos culpa. Yo he ido muchas veces a la Oktoberfest de Múnich y la fiesta empieza a las diez de la mañana y termina a las 23.00 horas. En ese momento se acaban las copas y todos para su casa", ejemplificó este ciudadano, que se pregunta por qué el alcalde Juan José Cardona quiere controlar a los Erasmus para evitar el ruido en las traseras de Las Canteras. "¿Será por el botellón o porque él vive allí?"