El principal acusado del "caso Kárate", Fernando Torres Baena, no presenta ninguna patología mental, pero sí rasgos narcisistas y antisociales "acentuados", con gran tendencia a la manipulación, han señalado hoy ante la Audiencia de Las Palmas los forenses que lo examinaron.

Los dos médicos que efectuaron el informe psiquiátrico de Torres Baena, que se enfrenta a una solicitud de condena de más de 300 años de prisión por 36 delitos de abuso sexual y 13 de corrupción de menores, han señalado que los otros tres monitores procesados en este caso tampoco presentan patología mental alguna, aunque sí rasgos de personalidad parecidos a los del principal acusado.

Esa similitud, han añadido, no les ha resultado "extraño", porque desde su adolescencia estuvieron vinculados a él.

Los médicos forenses han señalado al tribunal que la dinámica de manipulación que ejercía el principal acusado sobre sus alumnos también existió sobre los tres procesados, aunque han precisado que ninguno de ellos estaba "abducido o manipulado", pues sus personalidades no responden a personas "anuladas ni afectadas".

Así mismo, han indicado que ni la esposa de Torres Baena, la acusada María José González, ni los otros dos monitores procesados, Ivonne González y Juan Luis Benítez, se situaron como víctimas del principal acusado.

Los dos forenses médicos han dicho que el principal acusado era consciente de la influencia que ejercía sobre sus alumnos y sostenía que, "para un alumno de kárate, su maestro es como Dios".

También han subrayado que Torres Baena presentaba una empatía limitada, que empleaba cuando podía aportarle algún beneficio.

Tanto los dos forenses médicos, Guillermo Oliver y Eva Bajo, como las dos psicólogas forenses que examinaron a los acusados han coincidido en que todos ellos emplearon un mecanismo de defensa basado "en la negación y en la resistencia", que les hizo sospechar que podía ser una táctica acordada entre ellos.

No obstante, las psicólogas han señalado que los acusados Ivonne González y Juan Luis Benítez rebajaron esa actitud y mostraron una actitud colaboradora.

Sobre la actitud defensiva mantenida por Torres Baena, la psicóloga Nieves González ha destacado que fue "extremadamente alta", hasta el punto de que hubo que invalidar algunas pruebas porque lo "cuestionaba todo, las preguntas y la metodología".

De Torres Baena, las psicólogas también han hecho hincapié en su baja emotividad y en su frialdad, así como que les manifestó que se sentía "más educador que maestro de kárate y que quería hacer niños felices", porque así rendían más en el terreno deportivo.

Las psicólogas han declarado que, según les explicó el acusado, desarrolló un sistema de trabajo afectivo sexual, que le permitía tener un conocimiento más profundo de sus debilidades.

Torres Baena les manifestó también que el hecho de que los alumnos de 16 años mantuvieran relaciones sexuales con adolescentes de trece años no era malo.

Según las psicólogas forenses, los cuatro acusados "tenían un poder especial sobre sus alumnos, porque eran entrenadores a los que admiraban", si bien en el caso de Torres Baena, éste inducía emociones positivas y negativas, porque al tiempo que le admiraban, también sentían temor hacia él.

El juicio continuará el próximo día 4 de diciembre con la continuación de la prueba pericial, para a partir del día 10 de diciembre comenzar con los informes definitivos de las partes.