La reciente Asamblea del Real Club Náutico de Gran Canaria, que tanto interés despertó incluso en los medios de comunicación, se presentó muy interesante, fue muy intensa y terminó muy tarde y con planteamientos que me resultaron muy clarificadores.

A día de hoy no puedo participar en ninguna directiva, y no porque no quiera involucrarme, que lo hice el jueves, sino porque tengo la prohibición legal de no participar en la gestión de ninguna entidad de cualquier condición, que sea concesionario de la Autoridad Portuaria de Las Palmas hasta que se cumplan dos años desde mi cese.

El jueves se produjo el duelo de dos candidatos que lo serán formalmente dentro de muy poco, pero que exhibieron las fuerzas de sus más adeptos, aunque más tarde se realizarán las votaciones que son las que importarán.

Intervine en mi propio nombre en la Asamblea en varias ocasiones, las primeras relativas al informe de auditoría, que no las comentaré en este foro, se aprobaron las cuentas, se asumieron compromisos respecto a las recomendaciones y creo que, aunque el resultado fue ciertamente reñido, creo que nunca se han aprobado con tantos votos, también es verdad que nunca ha habido tantos votos en contra, con lo cual creo que es una buena señal respecto de la exigencia de los socios para que la directiva que salga de las elecciones sea absolutamente rigurosa.

Se puso de manifiesto por todo el mundo que el dinero de la sociedad es de verdad de todos, frente a los que piensan que no es de nadie y, desde esa óptica, se aprobaron unas cuentas por quienes libremente lo hicimos. Sería bueno que muchos representantes políticos pensaran así respecto del dinero público.

Pero se debatieron dos temas en los que no puedo estar más en desacuerdo con el candidato Fernando Castillo, y además me sorprendieron sus planteamientos: la visión de las relaciones laborales y la consideración o no del Club como entidad de Utilidad Pública. En cuanto a lo primero, mi planteamiento es muy sencillo, si se ajusta a los presupuestos, si tenemos posibilidad de pagar un sueldo por un trabajo que se requiere, me parece asombroso la negativa a crear empleo.

Creo que la cultura del recorte es buena, necesaria, pero la economía de un país, de una región, de una empresa no puede cerrarse a la contratación de trabajadores. Repito, si está previsto en los Presupuestos y hay dinero para ello y el trabajo es necesario. Si no crea empleo la empresa española, ¿quien lo va a crear?, ¿la empresa extranjera, la administración pública? La vehemencia en el planteamiento de la Asamblea me sorprendió, jamás le diría a un trabajador: tengo dinero para tu sueldo, tu trabajo está previsto que se realice, es ademas necesario, pero no te contrato. Es absurdo.

En cuanto a lo segundo, reconozco que hirió mi sensibilidad. Se planteaba la posibilidad de estudiar la declaración de Utilidad Pública del Club. Al principio entendí que las afirmaciones previas que había oído no eran reales, pero escucharlas en directo, explicarlas, con el apoyo histérico de quien estaba cerca de mí, me dejó perplejo.

Había dos ideas fuerza para la oposición a la declaración de Utilidad Pública, la primera, que si el Club se disolvía, el patrimonio tendría que destinarse a entidades de carácter social, y de otra, que el Club se convertiría en un recinto de libre entrada.

En cuanto a lo primero, la mayor parte del Club es dominio público, con lo que el destinatario, cuando finalice la concesión, será el Estado, lo que no requiere mayor comentario ni contestación, además me parece fenomenal que el remanente sea para la sociedad en general, no soy socio para tener derecho a una cuota de liquidación.

En cuanto a lo segundo, una cosa es que los fines y el objetivo de la sociedad sean de carácter de mejora de la sociedad y otra que sea el recinto de libre acceso siempre y para todos, esto ya está inventado y funciona.

Ha sido mi preocupación desde hace mucho tiempo que las administraciones, y las sociedades desarrollen principios de responsabilidad social corporativa, no es la primera vez que escribo y no es la primera vez que lucho por que esto sea así, la negación al desarrollo de estos principios en ese Club social, como lo hacen otros desde esta ciudad que tienen la declaración de Utilidad Pública, u otros clubes náuticos de España es un logro a obtener, con independencia de que tenga o no beneficios fiscales. Para mí, lo importante son, sin duda, los principios.

Quienes han obtenido esa Declaración ha sido por su contribución al desarrollo del deporte, de las actividades náuticas, de la convivencia, de la erradicación de la pobreza, de la enfermedad, todo ello sin menoscabo de los fines del Club y de sus socios, y supone en mi opinión colocarlo por encima de la imagen del socio pegado a la barra del bar, frente a una sociedad comprometida socialmente.

Que rechace este planteamiento el candidato de la renovación me sorprende y decepciona, y contradice toda afirmación de reforma, el planteamiento que escuché parecía propio de un Estamento de Próceres del siglo XIX.

Personalmente, prefiero el compromiso de la Directiva actual, que es sustancialmente y necesariamente mejorable, al planteamiento supuestamente reformista ausente de todo compromiso con nuestra sociedad, que es lo que hoy se necesita.