El Instituto La Isleta, popularmente conocido como El Lechuga, aunque sus vetustas paredes verdes son ahora de color amarillo, está de celebración. La Asociación de Antiguos Alumnos del centro festeja estos días, junto con profesores y alumnos de colegios e institutos del entorno, el 40º aniversario de la introducción del bachillerato en el barrio portuario, fruto de las reivindicaciones estudiantiles y vecinales en los años 70.

Los actos conmemorativos arrancaron el pasado jueves, 25 de abril, en el salón de actos del centro con una mesa redonda entre profesores que narraron su paso por El Lechuga. Muchos de ellos se sumaron a la segunda charla que tuvo lugar ayer, viernes, para compartir más recuerdos y vivencias de aquellos años.

Este último evento comenzó tarde, "como buenos isleteros", apuntó Daniel Reyes, secretario de la Asociación de Antiguos Alumnos, organizadora de las jornadas, y lo hizo con la proyección de un emotivo vídeo, elaborado por varios miembros del grupo, que recogía instantáneas del instituto en blanco y negro, cuando su nombre era Colegio Galicia y existía como una sección del Isabel de España. También aparecía retratada la etapa de su traslado al colegio León y Castillo a finales de los años 70, hasta su emplazamiento actual en el barrio de La Isleta, junto al Muelle de La Luz. La mayor parte del aforo estuvo compuesta por profesores que fueron, a su vez, antiguos alumnos, como era el caso de Matías Campos: "Yo he sido alumno y ahora soy padre de alumnos; este sitio forma una parte importante de nuestra vida", contó orgulloso este testigo de todas las edades del centro. Al igual que la mayoría de los presentes, se reconoció en muchas de las viejas fotografías que se proyectaron en la sala.

La mesa redonda fue inaugurada por la docente Elvira Pinto, que impartió clases en el centro hasta que, en el año 2001, una reestructuración de plantilla la obligó a trasladarse al Instituto de Schamann: "Aquella fue una etapa muy feliz, siempre sentí que este instituto era mi destino". Elvira es hija del que fuera el primer director del Instituto La Isleta, José María Pinto, ya fallecido, conocido por todos cariñosamente como Pinto, y al que quiso rendir homenaje con unas palabras en su memoria. "Él no quería dar clases en otro sitio que no fuese La Isleta porque le gustaba mucho la gente del pueblo. Ayer comenté con mi hermana, que también fue profesora de este centro, que siempre notamos que aquí él era feliz", contó Elvira.

En cuestión de minutos, la mesa redonda se convirtió en un intercambio de anécdotas y recuerdos entre los asistentes de distintas generaciones que, además de haber sido compañeros de clase, son hoy viejos amigos.

Entre ellos, el profesor Gilberto Rosa, que dio la primera charla del jueves, evocó con nostalgia las escapadas que realizaban los compañeros después de las clases a un bar que, entre ellos, solían denominar "la basura", debido a que siempre fingían ante sus padres que iban a sacar la basura para, en realidad, escabullirse a esta cantina y "beberse" las horas entre partidas de cartas. Entre ellos se encontraba también Pinto.

Luego fue el turno de palabra de Fernando Navarro, también profesor de este instituto y segundo director del mismo durante los años 80, cuando recaló en el Instituto de La Isleta "por casualidad" y aceptó la propuesta de dirigir este centro de paredes verdes en sus primeros pasos en el enclave portuario. "Los aquí presentes hicimos estos jardines con nuestras propias manos, íbamos con nuestros hijos a plantar los primeros árboles", relató Fernando, que vivió en directo los múltiples cambios en la fisonomía del edificio.

Pero, como en todas las carreras de fondo, los comienzos no resultaron sencillos . "Hubo que arreglar y remozar completamente el inmueble durante aquellos años", explicó. "Tuvimos que cerrar y abrir el centro numerosas veces, fue una época de mucho trabajo". Sin embargo, esto le permitió vivir también la evolución favorable de El Lechuga durante los años siguientes, en los que aumentó progresivamente el número de alumnos matriculados, "y la fama que tenía el barrio de La Isleta empezó, poco a poco, a darse la vuelta", subrayó.

Por último, habló el profesor Vicente Hernández, el actual director, cuya charla propició un debate sobre los diversos cambios acaecidos en el mundo de la enseñanza, en el que Elvira Pinto quiso hacer hincapié en "la necesidad de acercarse más al alumno".

Casi era noche cerrada cuando concluyó este segundo día de charlas y los antiguos alumnos isleteros de El Lechuga abandonaron el salón de actos para continuar el coloquio al aire libre y con unas cervezas.

Las actividades por la conmemoración de los 40 años del bachillerato en el Instituto La Isleta culminan hoy, sábado, con un asadero a las 13.00 horas en el patio principal del centro, aderezado con música en directo, más anécdotas para compartir y, sobre todo, reencontrarse con los viejos amigos.