"Era una persona excepcional, de gran calidad humana, con mucha energía y positividad". De esta manera, Narciso Díaz- Casanova, miembro del colectivo Las Palmas en Bici, define a Juan Sixto Henríquez Betancor, quien fuese el fundador de la entidad en la década de los 80, cuando respondía a otro denominativo. Los promotores del uso de este vehículo de dos ruedas han querido rendir homenaje a este médico de profesión en una de las ponencias organizadas dentro de las jornadas de presentación del Plan de la bicicleta de la ciudad.

Juan Sixto falleció en junio de 2011 tras una larga enfermedad. Este padecer no le impidió continuar con su compromiso por el uso de la bicicleta. Prueba de ello fue su asistencia a una asamblea promovida por la coordinadora ConBici, celebrada en Donosti, donde acudieron colectivos de toda España. Incluso, se presentó en la última concentración (llamada bicifestación) que Las Palmas en Bici organizó antes del actual mandato para reclamar la ejecución de las conclusiones del Pacto de la Movilidad. "Fue caminando para apoyarnos", sostiene Narciso. "Para él, la bicicleta era el símbolo del progreso de las ciudades modernas", añade.

Juan Sixto estaba concienciado sobre los beneficios saludables que le reportaba esta práctica. De hecho, se desplaza a golpe de pedal hasta el Centro de Salud donde trabajaba, para, de esta manera, predicar con el ejemplo y transmitir ese sentir a sus compañeros y a sus pacientes.

Óscar Bermejo, también promotor de este transporte, se encargó de recordar algunos rasgos idiosincrásicos del ser recordado en la tarde de ayer. Mientras hablaba de su amigo y de su implicación en el debate de la movilidad urbana, se emocionaba y mostraba algunas fotografías retrospectivas del protagonista. Además, los miembros de Las Palmas en Bici aprovecharon esta exposición pública para pedir al Ayuntamiento que inaugure el primer corredor que se ejecute del Plan Director con el calificativo de Juan Sixto.

El homenajeado gestó en 1983 el colectivo, convirtiéndolo en uno de los más antiguos del país. Durante el mandato de Juan Rodríguez Doreste, Henríquez Betancor propició el cierre de calles en la ciudad al tráfico motorizado para disfrutar del desplazamiento a dos ruedas. El propio regidor tomó parte en ellas.

Ideó un decálogo del ciclista urbano, donde se recogen mandatos como "Todo buen ciclista tiene su bici lista", "No basta con una cadena, ata a un poste el cuadro y las dos ruedas" o "Apréndete la ciudad, pues es de necesidad".

Era un apasionado de la música: tocaba la guitarra, la armónica e instrumentos de percusión popular que coleccionaba por sus viajes. Otro de sus hobbies fue la apicultura. Tuvo una quincena de colmenas durante la década de los 80 que le regalaban una miel que era repartida entre sus amigos y familiares. También, se le identificó por su lucha contra el tabaco. Contactó con los mejores expertos del país e hizo un apostolado.