El artista Martín Chirino espera que el próximo año comiencen a venir las primeras obras suyas del total de 300, entre esculturas y grabados, que albergará el Castillo de La Luz. La construcción del edificio anexo que proporcionará los servicios a la Fundación del escultor concluirá el próximo mes, los trabajos de reparación de los desperfectos que sufrió el interior de la fortaleza tras un robo también están acabados y ahora está todo listo para arreglar los jardines y acondicionar el espacio museístico en el que se instalarán las obras de Chirino.

El Ayuntamiento y los representantes de Chirino aún no han concluido ni los estatutos de la Fundación ni las conversaciones para la valoración y cesión de las obras, pero el artista se muestra convencido de que se logrará un acuerdo. El escultor donará algunos grabados, pero tendrá que fijarse un precio para las esculturas, propiedad de los herederos del artista. "Mi compromiso con el Ayuntamiento es que se trata de depósitos que van a estar en el Castillo y, con el tiempo, el Ayuntamiento y la Fundación tendrán que comprarlos", señala el artista, quien reconoció que los actuales tiempos de crisis impiden al Gobierno municipal grandes desembolsos económicos. "La de la Fundación es una idea muy bonita, que va a seguir en marcha y el Castillo es una pieza magistral que ha sido rehabilitado por dos de los mejores arquitectos españoles, capaces de aportar una solución magistral y de una belleza increíble. Mis esculturas", sostiene, "van a estar ahí estableciendo un diálogo con el Castillo".

Una parte de las obras que vendrán a la fortaleza formarán parte de la exposición homenaje a Chirino que inaugurará el Círculo de Bellas Artes en Madrid el próximo 30 de octubre, bajo el título Obras para una exposición. Entre ellas figuran las esculturas El viento Solano V; Mi patria es una roca. Homenaje a El Quijote; Homenaje serie Marinetti XV y Momentos II. Reflexión sobre el Guernica. Se trata de obras de hierro forjado de gran envergadura con alturas que oscilan entre uno y cuatro metros.

Mientras las obras del artista grancanario llegan a la ciudad, los operarios culminan los trabajos del edificio complementario al Castillo, donde se instalarán el salón de actos, la biblioteca, los baños, la taquilla, las oficinas, los almacenes y demás servicios. Diseñado también por los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano que dirigieron la rehabilitación del castillo, el edificio pasa prácticamente desapercibido para evitar quitarle protagonismo a la fortaleza, que se refleja a lo largo de sus paredes de cristal.

Hormigón y vidrio

Hormigón visto, acero corten, piedra caliza y vidrio. Estos son los cuatro materiales que conforman el edificio anexo. Juan Espino, arquitecto del servicio de Cultura del Ayuntamiento capitalino, resalta el excelente trabajo que han realizado Nieto y Sobejano tanto en la rehabilitación del Castillo como el cuidado y discreción que han tenido para que la construcción anexa no le haga sombra.

La nueva entrada a la fortaleza se hará ahora por la calle José Navarro, la del centro de salud. El objetivo de este nuevo acceso, explica Espino, es lograr que el visitante vaya descubriendo el castillo poco a poco. Nada más entrar, el visitante se introduce en una especie de túnel que constituye la entrada al edificio complementario, desde cuyas paredes de cristal volverá a divisar otra perspectiva del torreón. Es como realizar en pocos minutos un viaje en el espacio y en el tiempo desde el siglo XXI hasta el XV, la fecha en la que se construyó el primer baluarte que defendió la ciudad contra los ataques de los piratas, un sistema defensivo que se complementó posteriormente con las de Santa Ana, Mata y San Francisco en la otra punta de la ciudad y que luego se trasplantaría a América, tras el descubrimiento.

"En la intervención, se ha pretendido hacer una visión del castillo interior, una visión poética de la fortaleza, un edificio que a pesar de ser un torreón defensivo ha tenido en esta intervención el tratamiento de un objeto sagrado", destaca Espino quien resalta "la austeridad, el respeto y la contención de la actuación de Nieto y Sobejano en el interior del torreón".

"La delicadeza del tratamiento de rehabilitación, contrasta con la naturaleza del castillo, que está hecho para resistir contra vientos y mareas. Era muy difícil eliminar el ruido visual del entorno", indica.

La fortaleza ha sido amurallada con placas de acero corten que "está realizada a escala humana y con estrechas ranuras que permiten a la gente" atisbar parte del exterior del Castillo, explica Espino, quien resalta la enorme paradoja que entraña el destino que ha tenido la fortaleza. "El castillo fue inicialmente un torreón construido en lo que era el marisco de la zona y con el paso de los siglos, la ciudad ha terminado invadiendo la fortaleza, ha ido ocupando un espacio que fue diseñado para defenderla", comenta el técnico que considera que la del castillo "no puede ser una plaza de fácil acceso, porque no se puede ir contra la naturaleza del castillo. Hay que ir descubriéndolo poco a poco".

El castillo permanece cerrado desde el año 2000, con el objetivo de emprender una rehabilitación, que se ha alargado en el tiempo, primero porque los fondos que ha enviado el Gobierno de España, con cargo al uno por ciento cultural, han llegado a cuentagotas y porque la segunda fase de la intervención se paralizó durante más de un año, debido a la quiebra de la empresa adjudicataria de las obras. Además, antes de iniciar la rehabilitación, las excavaciones arqueológicas dirigidas por Julio Cuenca sacaron a la luz los restos de la fortaleza primigenia, la torre de Alonso de Fajardo y la barrera artillera que la rodeaba, junto a importantes restos arqueológicos. No en vano, las murallas del castillo de La Isleta fueron testigo de los ataques de Drake y Van der Doez.

"Sería muy bonito", confiesa Martín Chirino, "que el año que viene se pueda colocar parte de la obra, para realizar la apertura de la Fundación, por lo menos. Quiero seguir soñando con ese proyecto. Canarias no me debe nada, pero soy canario y le debo la vida y mi idiosincracia, quien soy. A mí me bautizaron a la sombra del Castillo, en la iglesia de La Luz y me ilusionaría tener mi obra ahí. La idea es que funcione como un centro cultural que tenga una gran influencia en la ciudad".