El buque de acción marítima (BAM) Rayo regresó ayer a su base del Arsenal Militar de Las Palmas de Gran Canaria. El patrullero partió el pasado 3 de febrero de la Isla rumbo a Cartagena y el día 15 salía de la ciudad murciana hacia zona de operaciones. La función de este navío era participar en la operación Atalanta de lucha contra la piratería en territorios conflictivos del océano Índico como Somalia y fomentar la seguridad marítima en un despliegue por zonas de influencia e interés de la costa africana, haciendo escala en diez países del continente vecino.

Aguardando su llegada en el puerto había multitud de familiares y amigos ansiosos por volver a ver, tras seis meses fuera de casa, a los 75 tripulantes de esta embarcación. Las lágrimas de alegría se entremezclaban con los besos y abrazos de los hijos, padres y esposas que desde que vieron partir a sus seres queridos, allá por febrero, habían estado anhelando este momento. Especialmente emotivo fue el reencuentro con su familia del marinero mecánico Daniel Rebollo Almeida, que ayer conoció a su bebé, que nació mientras estaba embarcado. Daniel Rebollo, con el pequeño Eric en brazos, y su mujer ofrecían la viva imagen de la felicidad.

Félix Díaz Espinar, comandante Naval de Las Palmas, fue el encargado de dar la bienvenida a la tripulación. En un pequeño discurso en la cubierta del barco, destacó la importancia de haber saldado la operación sin ningún incidente negativo y con "un resultado como para que os sintáis, y nos sintamos, realmente orgullosos". El comandante Díaz tuvo también palabras de recuerdo para las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela, por cuyo luto el buque Rayo entró con la bandera a media asta y la banda musical no tocó ninguna partitura.

Durante 85 días permaneció este navío integrado en la Fuerza Naval de la Unión Europea (Eunavfor), participando en el control del tráfico marítimo dentro de la Ruta Internacional de Tránsito Recomendado (IRTC). Las importantes labores que ejercen embarcaciones como esta siguen siendo cruciales para el mantenimiento de las estratégicas relaciones con los países del continente africano, especialmente en el Golfo de Guinea, zona de creciente interés diplomático para España.

El buque Rayo en particular, ha escoltado a los barcos mercantes del Fondo Mundial de Alimentación, encargados de repartir ayuda humanitaria en las zonas más azotadas por la pobreza. También ha luchado por mantener la seguridad en el Golfo de Adén y Somalia tanto para el tráfico mercante como para los pesqueros que faenan en esas aguas frente a posibles maniobras de piratas.

El capitán de corbeta Rafael Hernández Rodríguez, comandante del buque, expresó su satisfacción ante el balance tan positivo de la operación. Aunque la situación en estas zonas de disputa se ha venido normalizando durante este último año, insistió en "la necesidad de continuar con estas iniciativas de control marítimo, fuente indispensable de disuasión de actividades ilícitas en estos territorios".