En sólo un año el entorno del Puerto de la capital grancanaria acumula cuatro escisiones empresariales. Divisiones o bajas que han sacudido a las diferentes patronales que representan al sector que trabaja en el muelle, y que esta semana ha vivido su último episodio: Germán Suárez, presidente del Círculo de Empresarios, anunció que sus firmas Italmar y La Luz Market abandonan la Asociación de Consignatarios y Estibadores de Buques (Asocelpa). Es el coletazo de la crisis desencadenada por la representación de las compañías en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, que se renovó este mismo mes de octubre. Desde la administración se reclama "unidad", y se advierte de que, sin ella, "no podremos seguir compitiendo".

La cronología de rupturas arranca en octubre de 2012, cuando se produjo el relevo en la presidencia de la Federación Canaria de Empresas Portuarias (Fedeport). José Juan Ramos accedió al cargo, en sustitución de José Juan Rodríguez Castillo, que, al poco, reactivó la Federación Canaria de Operadores Logísticos (Fecol). Ésta última ganó pronto adhesiones de terceras empresas, al tiempo que Rodríguez Castillo mantenía su puesto en el consejo, en representación del sector privado en La Luz.

Ese asiento comenzó a ser reclamado con insistencia por Ramos, en un conflicto que sólo podía resolver la Consejería de Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, que dirige Francisca Luengo. El silencio del Ejecutivo se prolongó durante meses, y los consignatarios comenzaron a sentirse legitimados para sentarse en el órgano de gobierno del Puerto. Hasta el punto de solicitar formalmente el puesto en el consejo y, en mayo pasado, acordar su salida de Fedeport. De súbito, el muelle vivía una situación sin precedentes, con tres patronales diferentes pugnando por hacerse con la voz y el voto de los empresarios del recinto.

Conflicto en la Confederación

Las diferencias se azuzaron dentro de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), que también vivió su propio proceso de renovación. A finales de junio, Agustín Manrique de Lara fue elegido presidente. Su antecesor, Sebastián Grisaleña, seguía siendo vocal del consejo de administración del Puerto, porque Industria seguía sin pronunciarse. Algo que no ocurrió hasta el mes en curso, en el episodio más tenso de la disputa empresarial. La junta directiva de los consignatarios planteó su salida de la Confederación, que había recomendado al Ejecutivo regional que nombrara a Fedeport como colectivo más representativo en La Luz. Acusaron a la patronal provincial de "pucherazo", eso sí, con el voto en contra de uno de sus directivos: Bernardino Santana, consejero delegado de La Luz Market, que públicamente se manifestó en contra de la decisión de su colectivo. Santana fue en ese momento apercibido por la directiva. Pero antes de que la asamblea de Asocelpa ratificada la escisión, el Gobierno canario anunció las designaciones. Manrique de Lara sustituía a Grisaleña en el consejo, y Ramos, a Rodríguez Castillo.

Es en este punto en el que ahora se produce la salida de La Luz Market e Italmar, confirmada por Suárez (también impulsor de Astilleros Canarios, Astican), más allá de la formalización del trámite. El desencuentro entre distintas facciones empresariales se agudiza con estas bajas, que también inquietan en la presidencia de la Autoridad Portuaria.

Su titular, Luis Ibarra, señalaba ayer que "aquí lo que se necesita es unidad empresarial, porque si no no podremos seguir compitiendo como el puerto de primer nivel que somos". Si bien La Luz vive el auge de la atención a las plataformas y la flota del petróleo que actúa en el Golfo de Guinea, y mantiene expectativas de un notable crecimiento en el mercado de cruceros, las perspectivas no son las mismas en el tráfico de contenedores. Otros muelles de la región ganan protagonismo y posicionamiento, frente al descenso que padece la capital grancanaria en este apartado. Tampoco son tiempos boyantes en lo que atañe a las inversiones del Estado en el recinto, que finalmente no podrá contar con fondos para alargar el dique Reina Sofía y ganar espacio para las reparaciones de los buques perforadores.

La crisis continua en las patronales preocupa en la administración, escenario en el que se ha desarrollado el conflicto. Por un asiento se cuentan ya cuatro rupturas, y un mapa confuso.