El Tornado partió ayer rumbo al Índico, en donde dará relevo al Meteoro en la Operación Atalanta, diseñada por la comunidad internacional para combatir la piratería en esas aguas. Una tripulación de 81 efectivos fue despedida por parejas y familias. Corrieron lágrimas y se produjeron sentidos abrazos a los marineros de la Armada española, que han contribuido a reforzar la seguridad en el entorno de Somalia, una zona en la que los asaltos se han reducido considerablemente en el último año. Los seres queridos esperarán casi medio año en la capital grancanaria, en donde tienen su base los modernos buques de acción marítima.

El capitán de corbeta Eduardo Guillén explicó la labor de la tripulación que comandará en este periodo a bordo del Tornado. Apunta que los ataques piratas han mermado en su destino, "pero es necesario mantener la vigilancia, porque la situación puede revertirse rápidamente". El buque español protegerá a los mercantes y pesqueros que operan cerca del Golfo de Adén, para prevenir nuevos asaltos y, además, colaborar con la flota de la Unión Europea que conforma la Operación Atalanta. Al contingente asignado al barco se suman en el viaje integrantes de la flotilla de aeronaves de la Armada y la Unidad de Seguridad de Canarias, además de un intérprete. A su llegada al área de actuación regresará el Meteoro, que está a punto de completar su misión.

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