Goran Bregovic y Emir Kusturica de fondo, al justo volumen como para escuchar a quienes se acercan a preguntar, pero también para crear su propia atmósfera de trabajo. En la calle, el sonido de la vida cotidiana se ve tan solo alterado por la agitación de las bolas del bote de espray con el que pulveriza un rostro que va cobrando vida y también nombre. Sobre un fondo negro, el amarillo "canario" que ha escogido perfila a mano alzada las facciones de Benito Pérez Galdós en medio de un entramado urbano que, en sí, ya le rinde homenaje al estar bautizado con el nombre de sus novelas. Matías Mata conoce muy bien la zona en la que se crió y en el que comenzaron sus primeros pinitos en esto del arte en la calle. "A mí me gusta pintar en los barrios", asegura en un pequeño parón frente a la cara del escritor aún por terminar, "porque es importante que la cultura llegue a todas partes y no se quede solo en el centro de las ciudades". Sabe de lo que habla. Su firma, Sabotaje al Montaje, y su estilo han traspasado fronteras insulares.

Algunos curiosos observan desde diferentes puntos de la calle Sor Simona, donde se sitúa la biblioteca de Ciudad Alta, como Mata alterna diferentes tonos para crear el semblante de Galdós. En concreto este es tan solo uno de los dibujos que amenizarán el viario del distrito. Este mes, el artista tiene previstas otras dos obras. Con la primera, encarnada en dos galgos, rendirá su propio tributo al canódromo y a los recuerdos que conserva en él de su adolescencia. La otra tiene por temática las plantas autóctonas, que aflorarán a golpe de aerosol en Escaleritas. "Aunque tengo el concepto, para este mural aún no he creado el diseño", revela. Fuera de la demarcación, en el Parque Blanco, hará otras dos intervenciones "similares" a las que realizó en el Edificio Miller para el Temudas Fest.

"No es muy frecuente que te salgan cinco murales para un mes", cuenta ataviado con un peto -regalo de un amigo también artista- que le permite portar sobre sí los botes de manera que, entre otras cosas, agiliza el trabajo. En unos cinco días prevé finalizar el retrato que tiene entre manos y poder comenzar con los demás encargos. "Ahora me lo tomo con calma", confiesa el lanzaroteño de nacimiento para quien antes "el concepto de grafiti era llegar corriendo y pintar".

En las iniciativas de arte en la calle promovidas por las instituciones ve el precursor de Sabotaje al Montaje una buena forma de fomentar y dinamizar las zonas, así como de expandir la cultura. Si bien no es algo que le resulte sorprendente, según apunta, ya que "esto es algo que se hace a nivel internacional". Como de mundo son sus técnicas, fruto de un aperturismo de mente que le ofreció su paso por Argentina donde pintó "con todo tipo de materiales".

Es por eso que el de Ciudad Alta será un Benito Pérez Galdós "más plástico", en el que la espectacularidad no reside solo en haber sido elaborado únicamente a base de espray, en un llamativo color amarillo. Pues lo que caracteriza a las obras de este artista de 40 años, entre otras cosas visualmente evidentes, es la manera en las compone de principio a fin "a mano alzada". Son el trabajo y el "sacrificio" que ha realizado durante los últimos años los que avalan una firma con la Matías Mata consigue "vivir, sin más" del arte. Algo que, según admite, "tampoco esperaba".