La apertura dominical de los centros comerciales Las Arenas, El Corte Inglés y El Muelle, que sólo está pendiente de que el Gobierno canario dé la autorización a finales de este mes, será la sentencia de muerte de muchas pequeñas tiendas. Esta frase resume la opinión de la inmensa mayoría de los empresarios de Triana consultados ayer por este periódico, que han iniciado una ofensiva, junto al pequeño y mediano comercio de toda la Isla, contra la liberalización de horarios de las grandes superficies, durante la temporada de cruceros. Sostienen que el permiso a Las Arenas, El Corte Inglés y El Muelle supone el primer paso para que abran todas las grandes superficies con las que, aseguran, no pueden competir porque carecen de recursos como aparcamientos gratis y capacidad económica para contratar a más empleados. Sólo unos pocos defienden -amparados en el anonimato- la libertad horaria, aunque admiten que eso le hará daño a las pequeñas tiendas, porque "propiciará que los grandes ganen más clientes a costa de los chicos".

Ayer se sumaron las pequeñas y medianas empresas del comercio y la restauración del norte de Gran Canaria a la campaña contra la libertad de horarios de las grandes superficies. Avisan de que supondrá una ruptura del equilibro comercial existente hasta ahora en el resto de municipios.

Triana lleva algo más de un año abriendo los primeros domingos de cada mes y los comerciantes aseguran que la experiencia ha funcionado, pero advierten de que si se abre la veda para todos, se quedarán sin clientes. La desaparición de las tiendas tradicionales y otras no tanto continúa como un goteo incesante y los carteles de liquidación por cierre siguen salpicando el paisaje de las calles de Triana, donde sólo las franquicias y algunas grandes cadenas sobreviven con fuerza a la crisis. "¿Usted cree que un domingo de lluvia, la gente va a venir aquí a comprar?. Se irán a un centro comercial cerrado, donde además tienen aparcamiento gratis", afirma convencida Yazmina Pérez, propietaria de la tienda Aguadulce pin Up. "No se puede competir con los grandes, ni en horario de apertura, ni en precios, ni en aparcamientos...", advierte Pérez, mientras batalla ilusionada para sacar adelante un negocio de moda alternativa, recién creado.

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