La complicada coyuntura económica, que atraviesa España en general y el Archipiélago en particular, es transversal y va dejando su marca allá por donde pasa. Es el caso de la calle Néstor de la Torre en la capital grancanaria, donde el 12% de los locales comerciales han echado la persiana por la crisis. De un total de 72 establecimientos ubicados en la zona (incluyendo entidades bancarias), nueve tiendas han colgado el cartel de ‘Se alquila’. Por otra parte, en una taberna se puede leer que “permanecerá cerrado hasta nuevo aviso”, en dirección de Plaza España, y los ventanales de otra tienda de productos para el hogar están empapelados y se desconoce su situación actual.

A pesar que la crisis se ha convertido en tema de conversación allá donde se vaya, la mayoría de los comerciantes de esta vía pública siguen combatiendo aún los obstáculos con resignación y tesón. Tras su paso por el sector de la construcción y la electricidad, y dejar atrás varias deudas, Miguel Sánchez decidió montar Mikele Sandwiches & Fusion en plena recesión, en 2010, pero con un optimismo patente nada más entrar. “En momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”, reza una de sus paredes.

“Las fórmulas para superar la crisis son constancia, trabajo, ilusión, y no tener casi empleados”, comentan Sánchez y su madre Mari Carmen Bethencourt. “Aquí están constantemente cerrando negocios, y hay gente que venía durante uno o dos años, a desayunar, comer, y se despide de tí, cuenta Sánchez, que trata de diferenciarse del resto de bares de la calle con precios competitivos y platos como cuscús, pollo con salsa teriyaki, cafés arábigos e italianos.

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