Me sorprendió el fallecimiento de Nicolás Díaz-Saavedra cuando con un grupo de amigos nos encontrábamos realizando una corta excursión por la Península. La muy triste noticia supuso para mí, como para mis compañeros de viaje (todos ellos amigos y conocidos de Nicolás) un fuerte impacto, pues a pesar de conocer lo avanzado de la enfermedad que le afectaba, siempre mantuve la esperanza de que podría conseguir superarla y con ello volver a contar con su siempre constructiva participación en las tertulias en las que compartíamos mesa.

Con esta, reducida aunque desde luego muy sentida glosa, no quiero dejar de expresar lo que ha supuesto para mí la marcha para siempre de Nicolás, amigo, compañero, confidente y asesor, quién ha sabido transmitirme, como a todos los que tuvieron la ocasión de tratarlo, un gran amor a las Canarias y a Gran Canaria en particular, pues su manifiesto patriotismo por su patria chica, considerada como parte integrante de España, con argumentos siempre cargados de conocimiento y sentido común, nos hacían sentirnos más seguros y convencidos de los argumentos que expresaba en prácticamente todos los temas políticos, sociales y culturales que la actualidad de cada momento nos llevaba a su consideración. No ha existido en Gran Canaria una Asociación Cultural en la que Nicolás Díaz-Saavedra de Morales haya dejado de participar, aportando trabajo, ideas y proyectos en beneficio de Gran Canaria y los grancanarios. Es por ello y por su alto sentido de la amistad que hoy y en el futuro, los que le conocimos y tratamos, le echaremos siempre de menos.

A Eladia, su mujer, y a sus hijos me uno en el sentimiento. D. E. P.