Hoy se cumplen diez años desde que el histórico militante comunista canario Andrés Alvarado Janina dijo adiós por una dolencia cardíaca. Su memoria aún sigue viva entre los simpatizantes del Partido Comunista del Pueblo Canario, familiares y amigos. Ayer, a las diez de la mañana, en el centro cívico del barrio de Tres Palmas, su mujer María Jesús Betancor y sus cinco hijos, Andrés, Irina, Vladimir, María Soledad (Male) y Aída acudieron al homenaje organizado por la asociación Vecinos Unidos, el Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC) y Colectivos de Jóvenes Comunistas.

Dicen que las personas mueren cuando se deja de hablar de ellas, pero el que fuera impulsor del modelo de cooperativismo de Tres Palmas sigue presente entre sus seres más allegados. Su hija mayor, Irina Alvarado Betancor comparte el "humor negro" del dirigente del Partido Comunista del Pueblo Canario, pero apunta que era "entrañable" con los suyos, muy abierto de mente para su época y defensor de la igualdad de género en el seno de la familia. "Era serio de carácter, pero con su familia era muy cariñoso y siempre pendiente de todo el mundo. Para la edad que tenía era muy progre, y siempre quiso que tanto las mujeres como los hombres en casa tuviéramos las mismas expectativas y derechos", apunta la auxiliar de enfermería y farmacia.

Educación y valores

"Su preocupación principal era la educación. Sus hijos si no tenían dos pantalones, tenían uno, pero la educación era fundamental", añade Irina. Andrés estudió música, Vladimir es abogado, Male es administrativa, y Aída , licenciada en Historia del Arte. "Hablábamos con otros niños del entorno y en casa nuestra educación era un poco más avanzada en todos los aspectos, como los estudios, la sexualidad, la libertad religiosa", explica el hijo mayor, Andrés.

Amistad, familia, honradez, humildad figuran entre los valores que este defensor de la política municipal y de los movimientos vecinales inculcó a sus cinco hijos. "Nos decía que no hay nada como descansar con la cabeza tranquila e intentar hacer el bien a quien se puede, y no ser ambiciosos con el dinero", señala Irina. Su padre llegó a conocer a sus dos hijos y al mayor de su hermano Andrés. A fecha de hoy, son en total siete nietos y un bisnieto. Asimismo Irina bebió de la fidelidad de principios de su padre. "Él siempre tuvo claro que cuando uno cree en unas ideas, hay que luchar por ellas, aunque sean una utopía", explica la grancanaria. Por su parte, muchos recuerdos de una infancia entrañable vienen a la mente de Andrés. "Era una persona dialogante, honesta y muy afable, nunca utilizó la violencia con nosotros, a diferencia que niños de otros entornos con los que hablábamos, que eran más castigados, o reprimidos en ciertos contextos, explicaciones", evoca el exintegrante de Los Coquillos, que subraya que en casa su padre siempre estimuló "un ambiente cultural" como el ballet, la música clásica y canaria, el jazz y el ajedrez.

Al igual que Irina y Male, Andrés sigue residiendo en la cooperativa de viviendas del barrio Tres Palmas en el Cono sur, un proyecto pionero en España que su padre cimentó en 1974 casi de la nada, con el esfuerzo común de todos los vecinos para equiparlo con servicios básicos y autogestionarlos. No tenían ascensores, ni agua ni luz, y poco a poco se construyeron 508 viviendas. Levantaron un centro cívico comunal, donde ayer se proyectó el documental Tres Palmas, un esfuerzo común (1976), una biblioteca, una guardería (ya desaparecida), una peluquería, un supermercado, y el Colegio de Educación Infantil Juan Negrín, tras una sentada de los vecinos que evitó la construcción de viviendas en la ladera de la montaña.

En la actualidad, según apunta Irina, se mantiene la autogestión sobre todo en el ámbito cultural desde la asociación juvenil Metropoli, con actividades para los niños, comparsa, cine, manualidades, rondallas. Cuentan Andrés e Irina que los llamados sábados rojos eran "unas tardes increíbles" porque todos los vecinos, abuelos, padres e hijos salían a la calle para trabajar por la comunidad.

"Pintábamos muros, cargábamos con ladrillos para hacer zonas comunes y jardines", detalla Irina. "Las madres bajaban unos sandwiches, un arroz para merendar", explica Andrés, que destaca que su padre "consiguió movilizar a la gente y unificar el criterio para luchas posteriores como la subasta de viviendas y la guerra del agua". La mujer de Andrés Alvarado Janina, María Jesús Betancor, destaca que era "un marido fuera de serie", y que hubiera agradecido la efeméride ayer, pero por su carácter tímido, siempre prefirió pasar inadvertido. "Lo recuerdo con mucho cariño y nostalgia, porque las cosas en el barrio están un poquito paradas, se hicieron muchas, pero todavía queda renovar los bloques", explica Betancor.

Fiel al comunismo

Andrés Alvarado Janina nació el 8 de marzo de 1933 en el Callejón de la Horca, en el barrio de San José. Es hijo de Soledad Janina Cabello y Domingo Alvarado Caballero, militante del Partido Socialista Obrero Español y concejal durante la II República. Estudió Intendente Mercantil en Madrid y heredó de su padre la implicación política. Junto a otros históricos como Fernando Sagaseta, Armando León, Luis Alsó y Arturo Cantero, en 1962 su militancia en el grupo izquierdista e independentista Canarias libre le costó un consejo de guerra y dos años de prisión en Cáceres, donde ingresó en el Partido Comunista de España (PCE).

A partir de entonces Alvarado Janina encadenó una lucha tras otra por los movimientos vecinales: ganó los pleitos contra la constructora de las 508 viviendas de Tres Palmas, tras negarse a pagar las cuotas por la deficiente calidad de los edificios, o la guerra del agua por las abusivas tarifas del agua en la capital. "Luchó con mucha convicción por sus ideas sin doblegarse. Fue el maestro de toda una generación de militantes comunistas y luchadores sociales", subraya Carmelo Suárez, arquitecto y secretario general del Partido Comunista del Pueblo Canario.

Entre 1983 y 1987 Alvarado Janina también logró entrar en el Consistorio capitalino como concejal en la oposición por la Unión del Pueblo Canario (UPC), y más tarde trabajó como gerente de la empresa Guaguas Municipales durante el pacto tripartito y el gobierno de los socialistas.