Nadie diría que la canción de Staying Alive, del grupo Bee Gees y que popularizara John Travolta en la mítica película Fiebre del Sábado Noche, sirviera para algo más que para marcarse un baile en una pista discotequera salvo para los que ayer acudieron a las Jornadas de Puertas Abiertas que celebró Cruz Roja Española en la explanada frente al Museo Elder. Al ritmo de la melodía un grupo de voluntarios de la entidad y de ciudadanos neófitos aprendieron a recuperar a una persona en parada cardiorrespiratoria. Un ejercicio de primeros auxilios pero de vital importancia para salvar una vida humana. Es un ejemplo de la labor social - en este caso educativa y de socorrismo- que realiza la organización no gubernamental en nuestro país, que este año cumple siglo y medio de existencia.

El 6 de julio de 1864 se funda Cruz Roja Española, aunque varios representantes de nuestro país ya habían acudido un año antes en Suiza al primer comité internacional que se organizó para socorrer a los militares heridos de la mano de Henry Dunant. Nacía el movimiento humanitario de Cruz Roja y la Media Luna Roja en el que hoy participan 189 países y colaboran más de 13 millones de voluntarios.

La guerra franco-prusiana (1870) y la tercera guerra carlista en nuestro país (1872) fueron las primeras acciones bélicas en las que Cruz Roja Española participa y con las que inicia su trayectoria. Una andadura de 150 años, que fue reconocido en las fiestas fundacionales de la ciudad con la distinción de la medalla de oro y que se pudo conocer ayer visitando las carpas que Cruz Roja en Las Palmas instaló en la trasera de Santa Catalina para su cumpleaños.

A través de los utensilios médicos que se utilizaban a finales del siglo XIX y principios del XX para atender a los heridos de guerra o a la población, los uniformes de los enfermeros, los carnés de socios o los primeros teléfonos de teleasistencia se pudo observar la precariedad con la que trabajaron los primeros voluntarios y la capacidad con la que cuenta hoy la entidad.

Entre las curiosidades de la muestra, el mandil de Landa. Un artilugio diseñado por Nicasio Landa, militar, médico y participante de aquella primera conferencia internacional de Cruz Roja, que consistía básicamente en un delantal con el que dos enfermeros podían sacar del campo de batalla a los soldados heridos allí donde no llegaban los medios de locomoción.

Hoy en día, la institución cuenta con 52 comités provinciales y 17 autonómicos, 691 asambleas locales y lo que es más importante: más de 200.000 voluntarios y un millón de socios, entre los que están administraciones públicas, entidades privadas y ciudadanos, a nivel particular.

Todos ellos sostienen con su esfuerzo y dedicación una red de ayuda que llega a colectivos tan diversos como inmigrantes, personas mayores, niños, familias, mujeres, drogodependientes, refugiados, jóvenes con dificultades sociales, población reclusa, discapacitados, personas afectadas por Sida y personas que viven en la pobreza o en la exclusión social. Además, de la labor social que desarrollan en situaciones de socorro como en playas, carreteras, incendios o ante cualquier catástrofe o de prevención en salud.

Sol Dotú y Esperanza Arencibia son dos de los más de 9.000 voluntarios que colaboran con Cruz Roja Las Palmas, cuya historia comenzó un 1 de abril de 1874 de la mano de personajes ilustres de la ciudad; entre los que se encontraba el doctor Víctor Grau Bassas, su primer presidente.

Sol colabora desde hace 12 años con la institución y actualmente es voluntaria en el centro logístico internacional que Cruz Roja tiene en el puerto de La Luz para socorrer a África Occidental de cualquier crisis humanitaria. Entró en Cruz Roja tras comprobar cómo la organización ayudaba a una amiga suya, que era usuaria, y después de jubilarse como secretaria.

En el centro logístico lo mismo hace papeleo administrativo que prepara el material de ayuda humanitaria. Asegura que es una satisfacción dedicar parte de su tiempo a una institución "transparente" en lo que hace y en el dinero que maneja además de la valoración que hacen "a todo lo que hago".

Esperanza, por su parte, colabora atendiendo la centralita telefónica de Cruz Roja Las Palmas tras su paso por la organización en Toledo. Ella está jubilada como "religiosa consagrada" y dedica a la institución dos horas y media a la semana; un tiempo que no la impide hacer otras actividades. Como voluntaria destaca "la labor que se hace a los además y la gente que he conocido".

A dos pasos, los jóvenes Ángeles Ramos y Óscar Fernández, controlando la tensión y el azúcar de los visitantes. Ángeles, enfermera "temporal" de profesión, lleva apenas año y medio en Cruz Roja en Socorro y Emergencias. Para ella está siendo todo un aprendizaje en "asistencia sanitaria extrahospitalaria" sus horas de voluntariado, una tarea que desconocía por trabajar siempre en hospitales.

Óscar, por su parte, es voluntario desde hace 10 años, aunque anteriormente trabajaba en Protección Civil. Él ha visto la evolución de la entidad. "Ahora trabajamos más en la asistencia social, antes todo eran urgencias y socorrismo". Los datos lo confirman. En este primer semestre del año Cruz Roja Las Palmas atendió a 9.270 personas, de las cuales 3.387 son usuarias directamente afectadas por la crisis.

Para ellos y para el resto de los voluntarios de toda España fueron ayer las palabras de agradecimiento del presidente de la institución, Juan Manuel Suárez del Toro; el subdelegado del Gobierno en Las Palmas, Luis Molina; el consejero de Bienestar del Cabildo insular, José Miguel Álamo; el concejal de Bienestar Social, Jaime Romero; y del director provincial de Cruz Roja, Juan Lorenzo Campos, que estuvieron presentes en el acto; entre otras personalidades como la diputada del parlamento canario por el PP, Australia Navarro, de este cumpleaños. De ellos y de los más de 30.000 socios, las 372 empresas además del Gobierno de España, Gobierno Canario, Cabildos y ayuntamientos que colaboran con sus aportaciones económicas.