"El pez grande se come al chico". José Manuel Rodríguez Rodríguez, propietario del asadero El Pollo Pérez, intenta resumir con esta frase el proceso de acaparamiento de la tarta del consumo por parte de la grandes multinacionales, en detrimento de las pequeñas tiendas. Rodríguez Rodríguez formaba parte ayer del centenar de empresarios y empleados que se concentraron delante de las puertas del Ayuntamiento capitalino para protestar por la liberalización de horarios de tres grandes superficies.

José Manuel Rodríguez cuenta y no para su rosario de desgracias que, asegura, comenzaron cuando el Ayuntamiento decidió poner un carril guagua en Siete Palmas, donde tenía uno de sus dos asaderos de pollos. El carril le espantó a la clientela, porque ésta no tenía ya donde aparcar el coche con tranquilidad, y se vio abocado a cerrar el negocio. Se centró en el asadero de Secretario Padilla, pero en los últimos años, el negocio no levanta cabeza.

"Muchas veces me veo obligado a regalar la comida, una comida excelente que hace mi mujer y que tengo que botar a la basura, a veces, con dolor de mi alma porque se me echa a perder por la falta de clientes", explica desesperado Rodríguez, quien se queja de que no ha encontrado ningún apoyo en las administraciones.

"Tenía cuatro empleados y ya no tengo ninguno. Sólo estamos mi mujer, que hace una comida canaria tradicional excelente, y yo. El médico me dice que no me estrese y que necesito reposo para curarme el tumor que me ha salido en el ojo. Pero si me voy de vacaciones, ¿quien sigue al frente del negocio y le paga al banco? ¿Cómo no me voy a estresar?. A perro flaco todo son pulgas. Sólo le pido a la Ayuntamiento que me dé el tiro de gracia, se lo agradecería al alcalde, porque estamos metidos en una espiral que o te haces cada vez más rico, o cada vez más pobre", se lamenta.

Asegura, frente a lo que manifestaron hace meses tanto el Ayuntamiento como el Gobierno canario, que no todo los pequeños empresarios de Guanarteme están a favor de la declaración de zona de gran afluencia turística, una fórmula que da luz verde a los comercios de más de 300 metros cuadrados para que puedan abrir todos los festivos del año, porque los pequeños pueden hacerlo desde hace muchos años.

Pues bien. El dueño de El Pollo Pérez asegura que desde que se liberalizó el horario en su zona, el negocio no ha hecho más que ir para atrás. "Todos los pequeños quioscos y bazares de la zona no venden absolutamente nada desde que se permite abrir a los supermercados", resalta.

Otro espina que tiene clavada este empresario es la ampliación de la calle Fernando Guanarteme y la consecuente eliminación de aparcamientos que, resalta, "ha hecho mucho daño a los comercios del lugar".

Peatonalización

Pero lo que trae de cabeza a José Manuel Rodríguez es la inseguridad de calles como Pelayo, colindantes a su negocio. "Lo que tiene que hacer el Ayuntamiento es peatonalizar todas esas calles para que pase más gente, iluminarla y poner terrazas para que se vaya la prostitución y la droga de la zona. No es posible que una calle como ésa, donde hay cuatro hoteles, esté de esa manera y sea una de las peores calles de Las Palmas", en una ciudad que asegura que está intentando potenciar la llegada de turistas, dice.

Como José Manuel Rodríguez, otros pequeños comerciantes consideraban ayer que lo que verdaderamente traería riqueza a la capital grancanaria sería el aumento en la llegada de turistas. Añadieron que la apertura de los comercios no va a hacer que vengan más turistas, sino la organización de actos culturales y musicales que sirvan de reclamo, como los Carnavales.