Un nueva manera de transitar y descubrir rincones distintivos de la capital grancanaria emanó ayer de la zona de La Puntilla de la playa de Las Canteras. Impulsado por el Centro de Arte La Regenta del barrio de Santa Catalina, Distrito Regenta es un ciclo de recorridos urbanos desde Alcaravaneras hasta La Isleta, comentados por etnógrafos, urbanistas y arquitectos, cuyo primer paseo imaginario recaló ayer en la plaza de la calle Agustín Ramos, en el antiguo torreón de agua de mar. El guía de este trayecto inaugural, Juan Ramírez Guedes, arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura de Las Palmas de Gran Canaria, aportó a medio centenar de ciudadanos allí congregados su particular visión del lugar, de acuerdo con sus vivencias y su investigación académica.

El epicentro elegido para esta primera parada se fijó en la plaza de la calle Agustín Ramos, una vía que entraña cierto misterio y significado, donde allá por la década de los 50 se ubicaba un imponente torreón con un depósito de agua salada en lo alto, para abastecer al barrio de La Isleta y a una piscina. "Evoca la atmósfera metafísica de la pintura del italiano Giorgio de Chirico [La conquista del filósofo, 1914], en la plaza se percibe la presencia invisible de un torreón de agua de mar que existió allí y que dominó el paisaje urbano de la zona de La Puntilla y El Confital", explica Ramírez.

Presencia de una ausencia

Este docente de arquitectura considera que esta estructura urbana es esencial para entender la historia del lugar. "El torreón es un monumento ausente, una presencia fantasmática que, aun después de desaparecido, hace que su memoria invisible gravite sobre ese espacio y lo determine. Sin él, este lugar singular no se podría comprender", comenta Ramírez.

Coordinada por el historiador del arte y colaborador de LA PROVINCIA/ DLP, Mariano de Santa Ana, esta iniciativa se remonta a 2008, cuando en su primera edición, con Orlando Britto Jinorio como comisario, Distrito Regenta 08 mostró un recorrido simbólico a través de la mirada de seis artistas arraigados en otras ciudades y lugares, más allá de una simple visita turística. Ese formato expositivo de obras de pintura, performance o fotografía de artistas, regresa ahora sobre la dimensión de espacio de proximidad del centro, pero con un programa de paseos urbanos. "Es una práctica que el propio arte contemporáneo ha usado con frecuencia como herramienta de ampliación de la experiencia", apunta De Santa Ana, que escribe en este periódico una serie de reportajes denominada Aquí la Tierra, una sección dominical sobre el espacio urbano de la capital grancanaria.

"Para aprender a perderse por Las Palmas de Gran Canaria, como para hacerlo en cualquier ciudad que nos resulta familiar, hace falta entrenamiento. Sólo mediante una observación en estado de máxima alerta, la naturaleza fluida de esta ciudad se manifiesta en toda su magnificencia", defiende De Santa Ana. De camino al torreón, la expedición ciudadana se paró ante una casa roja que cuelga sobre el mar, en el barrio de La Isleta. Se trata de la antigua estación de bombeo que extraía agua del mar mediante una tubería y la impulsaba hacia el depósito del torreón que se veía desde todos los puntos de la ciudad.

Con la puesta de sol y la imagen del Teide en el horizonte, todos los participantes llegaron a la pequeña plaza de la calle Agustín Ramos, construida sobre un promontorio, donde les esperaba el arquitecto Juan Ramírez Guedes para ahondar en su historia. Allí se levantó la famosa estructura con varios pilotes, sobre una plaza en forma de reloj de sol, a medio camino entre un hexágono y un octógono.

Si bien la presencia del torreón hasta los años 60 modelaba su entorno de una manera física, tanto en altura como en forma, a partir de entonces su ausencia también determinó el paisaje desde un plano mental. "La manzana estaba a medio construir, entonces entre el torreón y el resto de edificaciones había un espacio de respeto, de campo gravitatorio alrededor. No estoy loco, soy arquitecto", indica entre risas Ramírez. De ahí que la forma de polígono irregular de la plaza fuera el resultado de ese "forcejeo". Ramírez apunta que esta zona del barrio capitalino de La Isleta reúne los cuatro elementos básicos de la vida, aire, tierra, fuego y agua, que procede del mar, hilo conductor con su subida y bajada del torreón. "El mar venía dentro [de la ciudad], subía e intentaba unirse con el cielo", relata el arquitecto canario.

"El sentido que tiene este sitio es que se trata de un espacio que yo he trabajado y sigo trabajando en la universidad, es enigmático, extraño, y además porque creo que hay que mirar la ciudad de otra manera, no la convencional y canónica con la Catedral, sino que hay otra Las Palmas de Gran Canaria más desconocida, pero no menos interesante, y seguramente con más carga de significación e incluso de capacidad de emocionar", defiende Ramírez. Este paseo imaginario tuvo gran aceptación por parte del público asistente. Pilar Correa, vecina de Tafira, se enteró de la iniciativa por su hija y vino acompañada por unas amigas que no dudaron en unirse a la expedición. "No recuerdo ver el torreón del agua en los años 50, he venido porque esta zona es desconocida y tenemos curiosidad por verlo, nos parece interesante descubrir lo que desconocemos al no vivir por la zona", señala Correa.

Este primer itinerario de Distrito Regenta también atrajo la atención de la gomera Eva Baño y los murcianos Paqui Pagán y Víctor Martínez, afincados en la capital grancanaria. "Vinimos para aprender cosas de tu propia realidad, y estas iniciativas se deberían multiplicar, estaría bien que cada mes hubiera una, pero por nosotros si hubiera una a la semana, también estaría estupendo", apuntan.

El ciclo de recorridos urbanos continuará en invierno, el 7 de noviembre, con el recorrido por los búnkeres de El Confital y Punta Salinas, a cargo del arqueólogo militar Artemi Alejandro-Medina. La plaza Pepe el limpiabotas (entrada de El Confital), a las 19.00 horas será el punto de encuentro. Como otras fortificaciones militares del Archipiélago, estas fortificaciones subterráneas se levantaron durante la Segunda Guerra Mundial, por si España hubiera entrado en el conflicto bélico junto a las potencias del Eje, y por tanto, proteger al Archipiélago de una posible invasión aliada. Perdida su función militar, en la actualidad estas casamatas son una especia de "fósiles de hormigón que aportan espesor temporal al paisaje", comenta De Santa Ana.

El viernes 12 de diciembre, el tercer paseo de Distrito Regenta se acercara a la vida urbana de Guanarteme, gracias al arquitecto Juan Palop-Casado, director de Lab for Planning and Architecture (LPA). En el trayecto se estudia la transformación inteligente que los vecinos de este barrio capitalino han acometido con el paso del tiempo y los múltiples usos tradicionales de sus espacios domésticos y públicos. Se partirá de la fuente de la plazoleta Farray a las 19.00 horas.