La tromba empezó a caer a última hora del sábado, y se intensificó en las primeras horas de la madrugada. La capital grancanaria amaneció, en consecuencia, despelusada por los estragos del viento y llena de charcos. Árboles caídos, cascotes en la calzada, alguna que otra carretera cortada y techos y ventanas destrozados, que reclamaron la intervención de los servicios municipales de emergencia. Fue una mala noche de copas para aquellos que se atrevieron a salir por pura diversión: el agua empapó galas de sábado noche de punta a punta de la ciudad. Y corrió desde los barrios altos hasta la Ciudad Baja. La resaca dominical estuvo acompañada de más precipitaciones y una ventolera persistente.
A primera hora del día el Ayuntamiento informaba de una veintena de incidentes registrados durante las horas previas. La calle Almería, en Pedro Hidalgo, se cortó al tráfico, según se apuntó desde el Consistorio. En el mismo barrio, en la calle San Cristóbal de La Laguna, un muro sufrió desprendimientos que dejaron restos de gran tamaño en la vía pública. También durante la noche la carretera de Marzagán tuvo que ser cortada por la pegada del mal tiempo. Un carril de la calle Cotillo, en El Zardo, fue igualmente inhabilitado al tráfico.
Lomo Verdejo o El Batán padecieron el efecto combinado de la lluvia y el viento. En este último enclave del municipio el agua llegó a correr en pequeñas cascadas que dificultaban el paso de los vehículos. Ya durante el domingo se tuvo que cortar la Carretera del Centro porque un poste eléctrico quedó atravesado en la vía.
En la zona Puerto las calles Secretario Artiles y Franchy Roca y la Plaza Manuel Becerra registraron varios avisos por inundaciones, que no tuvieron mayor incidencia, apuntaron los servicios municipales. En Franchy y Roca aparecieron cristales rotos, en uno de los puntos donde más castigó Eolo.
En el Paseo de los Príncipes, en el entorno del Auditorio Alfredo Kraus (cerca de la rotonda que da acceso al Centro Comercial Las Arenas) una tapa de alcantarilla reventó de madrugada. La fuga de caudal continuó durante la jornada de ayer, mientras las olas llegaban con fuerza a la costa norte del municipio.
La postal, entre tanto, se iba completando con los árboles caídos por la tormenta. Una palmera se partió por la base en el final de avenida de Escaleritas, sin causar daños. Un drago aplastó el techo de un vehículo aparcado en los estacionamientos exteriores del Hotel Santa Catalina. Y de la calle Padre Raymond se tuvieron que retirar cuatro automóviles por riesgo de caída de cascotes, según alertó la Policía Local de la capital grancanaria en la tarde de ayer.
Más piedras y desprendimientos de muros obligaron a cortar al tráfico un carril de bajada desde El Dragonal Alto, en un domingo en el que las calles notaron el efecto disuasorio del tiempo en los ciudadanos. No ayudaban detalles como la inundación que sufrió parte de la avenida marítima a la altura de los juzgados, que obligó a los servicios de seguridad a achicar agua durante parte del domingo.
Más árboles fueron derribados por el viento en los alrededores del Campus Universitario de Tafira. Un punto en el que la Agencia Estatal de Meteorología registró 37 metros cúbicos por metro cuadrado a lo largo del día de ayer. Contando desde medianoche, momento a partir del cuál las precipitaciones se convirtieron en el acontecimiento más relevante en el municipio.
Hubo otra suerte de damnificados: la II Feria de la Salud y el Bienestar, prevista para la jornada de ayer en las Ramblas de Mesa y López, tuvo que ser suspendida. Se aplazaron conciertos y la salida de la regata ARC. Y muchos ciudadanos dejaron para un mejor día disfrutar del domingo al aire libre. Ramas cercenadas de ejemplares de mayor tamaño o baches en la calzada salpicaron muchas de las calles de la capital, alterada por sorpresa por un temporal de cuya fuerza se temía en jornadas precedentes. No en el fin de semana.
