La Provincia - Diario de Las Palmas

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Chamamé por el "padre libertador"

La comunidad argentina conmemora el 50º aniversario del busto de San Martín en Tafira Baja

El cuerpo de baile infantil de Raíces Argentinas, porta una ofrenda floral para el general San Martín, ayer en la plaza Quilmes. ANDRÉS CRUZ

"¡A la carga mis valientes!". Así, con brío patriótico, al ritmo del Chamamé del Libertador, entraba el cuerpo de baile infantil del grupo Raíces Argentinas en la plaza Quilmes de Tafira Baja. Los pequeños, vestidos de granaderos, las niñas, de dama antigua. Allí, paciente, con mirada serena, el busto del general San Martín celebraba sus 50º años desde que el emigrante retornado José María Góez Romero decidiera levantar la escultura en su actual ubicación. El Consulado de la República Argentina reunió ayer a un nutrido grupo de compatriotas que, entre chacareras y tangos, rindió homenaje al "padre de la patria", en un acto en el que a más de uno se le atragantó una lagrimilla.

El barrio de Quilmes es obra de Góez Romero, sus calles, la plaza, el busto que encargó a uno de los grandes escultores argentinos, Luis Perlotti... Aquel canario, que trabajó durante 50 años en la fábrica de cerveza Quilmes, "sin una sola inasistencia", según el cónsul Pablo Antonio de Angelis, quiso corresponder a aquel pueblo que le había acogido cuando más lo necesitaba. Y es que Argentina se mete en las venas, ayer quedaba patente en la emoción de los presentes. Poco a poco, con una mañana a ratos fría, a ratos cálida, se fueron acercando argentinos y canarios, cada uno con una historia apasionante por contar. "Mire lo que traigo". En un sobre blanco, guardado con mimo, Ricardo Arencibia portaba un carné de socio número 37.664 del Quilmes Atlético Club, decano del fútbol argentino, estampado el 5 de mayo de 1968. Arencibia, hijo de un canario emigrado a aquella ciudad en 1950, daba una sorpresa al cónsul que se quedaba asombrado con el detalle. "Mi padre trabajó en la Cervecería Quilmes, en la sección de tonelería, y fundó luego una sodería en la calle Gran Canaria", relataba Arencibia, que, a pesar de haber venido a la Isla hace muchos años, aún conserva cierto deje argentino, "sobre todo cuando me encuentro con amigos", confesaba, al tiempo que daba un abrazo a Óscar Doria... "Maeeeestro". El recién llegado es el único veterano de la guerra de las Malvinas -"de la fuerza aérea"- que hay en el Archipiélago y ayer estaba emocionado. "Nací en Quilmes en 1962 y este acto es muy entrañable para mí", reconocía. Los lazos de Quilmes con Canarias son tan fuertes que, además de la calle Gran Canaria, hay otra llamada Benito Pérez Galdós. Góez Romero se aseguró de que así fuera, incluso llevó una semilla de drago que se plantó en la plaza San Martín de aquella ciudad, fundada en 1666 en la provincia de Buenos Aires.

El cónsul De Angelis conoció la historia del busto gracias a Gonzalo Melián, que se acercó a el 8 de septiembre de 2012, durante una visita a la ciudad de la fragata Libertad. "Él tuvo la paciencia de recopilar información sobre este hermoso busto, que es uno de los más bellos que he visto del general". La figura del libertador sirvió ayer para aglutinar a ambos pueblos, como señaló el concejal del Distrito Vegueta-Cono Sur-Tafira, Christian Santana Hernández, acompañado de su equipo y con camisa albiceleste, quizá en un guiño a la bandera del país protagonista del acto. "Aquí no hay argentinos ni españoles, hay personas, son las personas las que hacen las grandes cosas que mueven el mundo", afirmó.

La música fue la gran protagonista del encuentro, sin lugar a dudas. Además del grupo Raíces Argentinas, cuyo cuerpo principal de baile levantó a parte del público de sus asientos, también acudieron a la cita otras formaciones como Nobleza Gaucha y la Parranda Valbanera, cuyo director, Ramón Ramos Padilla no podía ocultar su orgullo. "Para nosotros es un honor participar en este evento, porque muestra lo variado del repertorio argentino". Ramos quiso recordar la tragedia del Valbanera, vapor que es un símbolo de la emigración canaria a Latinoamérica y que, tras su naufragio, en 1919, dejó las vidas y las ilusiones de 448 personas en el fondo del mar, en la que es considerada la mayor tragedia marítima española en tiempos de paz.

Música y danza

Era la primera vez que la Parranda Valvanera actuaba sobre un escenario con un cuerpo de baile, Nobleza Gaucha, y eso, según su director, les tenía "nerviosos". Pero no se notó, en absoluto, los acordes salieron fluidos de los instrumentos y sus voces para regocijo del público. Y es que ayer todos estaban entregados. Tras sonar el himno español, que no tiene letra, se pudo escuchar el argentino, que la tiene, pero estaba en versión acústica... Acústica hasta que, en un susurro in crescendo, los presentes comenzaron a entonar la letra: "¡Oíd, mortales!, el grito sagrado: ¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad! Oíd el ruido de rotas cadenas, ved en trono a la noble igualdad".

Y el tango, cómo no, el tango también tuvo su espacio en el acto conmemorativo, siempre a la sombra del busto del "padre de la patria". Los bailarines Adriana Herrera y Damián Desmarás bailaron el Evaristo Carriego, de la orquesta Color Tango, con una elegancia y una compenetración que sobrecogía. Como si sólo estuviesen ellos en el mundo, en una especie de burbuja sensual, la pareja mostró su arte con una factura impecable. Precisamente esta semana la ciudad se llena de tango en el segundo Festival Internacional de Tango que tiene dos citas al aire libre. El viernes 6, a las 16.00 horas, a la orilla del mar, en Las Canteras, a la altura del Hotel Reina Isabel; y el sábado y el domingo en Playa Chica, a las 17.00 horas.

Quedándose con todo y vestida de dama antigua, Ainara, de un año de vida, tiraba de su abuela Perla, argentina de Misiones, que lleva ocho años en la Isla. Canarias corresponde así a quienes le acogieron cuando la vida aquí se hizo imposible. Un abrazo de ida y vuelta bajo la mirada cómplice del libertador.

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