Cuando José Luis Samper Santiago, propietario de la empresa Reprosub se metió en la piscina, surgió la magia. Numerosos escolares, movidos por la curiosidad y la vistosidad de la actividad, se apostaron alrededor del tanque. Un cristal, a modo de ventana, enseguida deja ver qué se dispone a hacer en su interior el buzo quien, bajo la atenta mirada de los jóvenes, empezó a producir chispas dentro del agua. Los primeros móviles se pegaron entonces al habitáculo con la idea de capturar un oficio que, visto de cerca, resulta fascinante.
"Está haciendo una soldadura bajo el agua. La técnica es la misma que fuera de ella, pero en este caso se hace con unos electrodos especiales", explica su esposa, Gema Reyes Santiago. Esta es tan solo una de las actividades que diariamente realizan los miembros de la compañía que el matrimonio fundó en 2007. Entre las más habituales, cuenta, están las de limpieza de los cascos y pulidos de hélices de las embarcaciones. En una reparación normal, los trabajadores de Reprosub pueden tardar una media de tres o cuatro horas, aunque según revela Reyes, se han dado situaciones en las que han tenido que estar sumergidos 30 o 40. "En esos casos se van turnando hasta que se da por finalizada la intervención", puntualiza.
A pesar de que es su segundo año en Fimar, es en esta edición cuando se han estrenado con la muestra en la piscina, con la idea de dar a conocer en qué consiste parte de su trabajo. Hasta mañana (que es cuando finaliza la Feria Internacional del Mar) harán varias exhibiciones a lo largo de cada jornada. Además de la "atracción", como Gema Reyes llama a la actividad, también cuentan con una exposición de algunos trajes que se utilizan para este tipo de operaciones. "Aquí no hace falta llevar trajes especiales, los usamos normales", aclara la empresaria al ser interpelada por una rocambolesca indumentaria. "Este, en concreto, es para las inmersiones que tienen que hacerse en aguas que están contaminadas".
