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Primera 'casa de recreo' de Las Canteras

Construida en 1890 por Amaranto Martínez de Escobar y Luján con planos de Laureano Arroyo

Primera 'casa de recreo' de Las Canteras

Se cuenta -y así aparece en letra impresa y ha trascendido de generación en generación familiar hasta la actual- que fue la primera construcción levantada a finales del siglo XIX en aquel sector cerca de Peña la Vieja de la entonces solitaria playa de Las Canteras cuyos extensos arenales llegaban hasta la misma loma de Alcaravaneras, denominada en el proyecto como "casa de recreo" construida con planos de Laureano Arroyo por el abogado y poeta Amaranto Martínez de Escobar y Luján y su hermano Teófilo, nietos del escultor, como hijos que fueron del también abogado Bartolomé Martínez de Escobar y de Francisca Luján Barrera, cuya primera inscripción en el Registro de la Propiedad se remonta a 1897, aunque se presume fue edificada sobre 1890, según nos contaba don Teófilo Naranjo y Martínez de Escobar (biznieto del imaginero) allá por el año 1956, porque no ha sido posible localizar en los fondos municipales del Archivo Histórico Provincial ninguna referencia sobre el expediente.

Y rememoramos esta circunstancia porque ante el lamentable estado de abandono en que aparecía en los últimos años la vivienda, (declarada en su día como Edificio Protegido con Protección Ambiental), con la premonición personal de un derribo paulatino involuntario -¿o voluntario?- por su avanzado deterioro, ahora vemos que el viejo y entrañable edificio está siendo objeto de una adecuada rehabilitación con planos del arquitecto Vicente Boissier y en la que aparece como promotor José Luis Hernández Padrón según el cartel que cuelga en su frontispicio. En sus orígenes, la casa se levantaba rodeada de una soleada terraza cubierta, de acuerdo con la fotografía que ilustra estas notas realizada antes del fallecimiento del poeta en 1912, y que en otras placas aparece sentado plácidamente en el patio interior con familiares y amigos.

Lo que sí fue posible encontrar en su día fueron otros planos datados en 1893 del mismo Arroyo para otro edificio, igualmente construido por los hermanos Martínez de Escobar, que a principios del XX llegó a albergar la sede del consulado de Inglaterra, enfrentado a la casa-torreón aquí historiada, en solar anexo, separadas en aquel tiempo por un espacio arenoso como el paisaje que circundaba la zona y que con el tiempo pasó a ser rudimentaria vía de servicio, y ahora se corresponde con el final de la calle Franchy Roca en su confluencia con la Avenida, (edificio éste que también tenía un torreón de menor altura y diferente estilo arquitectónico que el de la casa vecina aquí historiada) y que se corresponde en l actualidad con el solar donde hoy se levanta el edificio de apartamentos Atlántida en la llamada Plazoleta Joaquín Sagaseta, según se apreciara en otra de las fotos que ilustran estas notas. Se presume que sería esta segunda casa-recreo de don Amaranto la que se cita el libro Torreones de Las Palmas como propiedad de Agustín Sánchez Rivero quien en "1928 solicitó permiso para levantar una torre-mirador en una casa de recreo fabricada en 1900", que en todo caso sería para modificar o ampliar el mirador. El chalet color rojo aquí historiado, testimonio de un pasado con un áspero paisaje de aquel entorno, se conserva todavía en pié al final de dicha vía Franchy Roca haciendo casi esquina con el paseo de Las Canteras y aunque exteriormente ofrece su original estilo arquitectónico era evidente el deterioro de la estructura del edificio por el paso de los años que ahora trata de subsanarse. Habrá que lamentar no obstante que hace algunos años se segregó del amplio solar que albergaba la casa-torreón y su jardín una parte del mismo, la que forma esquina, donde se levantó un moderno edificio en cuyos bajos se vende helados que ha encorsetado el pintoresco torreón privándole de la amplia vista del litoral de la playa.

De don Amaranto, abogado, militante del Partido Republicano que presidió, uno de los fundadores de El Museo Canario siendo secretario inamovible, director de la Económica y presidente de la Exposición de 1892 llamada Fiesta de las Flores, habría que añadir que fue uno de los promotores de la hoy muy poblada y a finales del XIX desértica zona de Las Canteras, tantas veces cantado por él en sus composiciones poéticas, donde pasaba grandes temporadas a partir de la construcción de la casona en la que destaca su peculiar torreón desde el que, entonces, podría divisarse incluso el Puerto del Refugio o de la Luz. La casa aparece como primera inscripción en el Registro el 26 de abril 1897 y fallecido Amaranto en 1912 pasó a ser por herencia propiedad de su viuda Eugenia Morello Colón, conjuntamente con su sobrina Francisca Naranjo y Martínez de Escobar hasta 1929 que fue heredada por el hermano de ésta Teófilo, que la enajenó en 1929 a José López López, natural de La Laguna que ejercía en aquella época su profesión de agente comercial y que se vio obligado en 1940, por razones políticas del momento, a venderla al matrimonio formado por Juan Padilla Paz y Magdalena Perdomo Acedo (hermana del poeta y periodista Pedro Perdomo Acedo, que fue director de Diario de Las Palmas). Uno de los hijos del mentado López -Héctor López Hernández- nos recordaba hace algún tiempo los entrañables años de vivencia siendo niño en aquella casona en cuyos jardines había una hermosa fuente. El matrimonio Padilla-Perdomo la vendió en 1946 a Ezequiel Hernández Blanco, que en la década de los sesenta del pasado siglo era delegado de Aucona, que realizó reformas y mejoras sólo en su interior, respetando las fachadas y torreón, con proyecto de Miguel Martín Fernández de la Torre.

Para don Amaranto las estancias en Las Canteras era un elixir para la salud, a cuya playa le dedicó el vate evocadores versos como este: "Allí en aquellas riberas, se cansa uno de vivir?Quien no se quiera morir, que se vaya a Las Canteras". Como colofón complementario a las notas sobre el edificio ahora objeto de restauración añadimos, pos simple curiosidad, las familias que vivían en el entorno de la casa-torreón de Las Canteras en la década 1930-1940 según relación aportada por el propio Héctor López Hernández: "Frente a nosotros, evoca, al norte, pasado el callejón, vivía la familia Bello, progenitores de los hermanos Pacuco y Amelia; por el naciente residía la familia Trujillo y por el sur las de Peleche, González y un alemán, en la casa que más tarde fue de la familia naviera Armas. Siguiendo al sur, por aquel rudimentario camino hoy convertido en Avenida, vivía en la esquina una alemana a quien llamaban doña Margarita, personaje que figura en la pequeña historia de la isla, si relacionamos su nacionalidad con la contienda bélica de la época. A esta casa, agrega, le seguía la de madera donde vivieron los Millares, el catedrático también expedientado, con su mujer y sus hijos, entre otros Manolo. Le seguían, las casas de un inglés apellidado Mr. Morrison, la de Molina (don Armando), los Chirino (los padres del escultor) y la casa de los Fabre. Todos estos descendientes, concluye, amigos de la infancia en Las Canteras en cuya playa formábamos peñas, me honran con su amistad desde entonces".

Y nosotros no añadiremos más.

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