La Provincia - Diario de Las Palmas

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División de opiniones por la Base Naval

El presidente del Real Club Victoria propone mover el Carnaval al espacio militar si se logra recuperar

Varias de las fragatas militares atracadas en el muelle del Arsenal. SABRINA CEBALLOS

El traslado de la Base Naval de Las Palmas de Gran Canaria ha vuelto a la agenda política y, como en ocasiones anteriores, genera posiciones enfrentadas sobre la nueva ubicación y el coste económico, pues sí existe un amplio consenso respecto a los problemas de tener una instalación militar de ese tipo en medio de una gran ciudad. Después de que el concejal José Eduardo Ramírez anunciara el pasado martes la intención del nuevo gobierno municipal de recuperar esos terrenos para el uso civil, diversas personalidades de la sociedad capitalina han mostrado a través de LA PROVINCIA esa división de opiniones.

Algunos, como el presidente del Real Club Victoria, Paco Medina, lo ven como un sueño. "De ilusiones se vive", dice, para explicar que el suelo podría utilizarse para eventos como el Carnaval. Otros, como Óscar Bergasa, representante del Real Club Náutico, consideran que no es propicio abrir de nuevo el debate. "Tuvo sentido a lo mejor hace 20 ó 25 años, ahora le veo menos sentido de oportunidad plantear una cuestión de esta naturaleza", comenta. En lo que coinciden los encuestados es en que abrir el suelo militar daría vitalidad a la capital.

Entre los partidarios de ocupar el antiguo muelle Nuestra Señora del Pino, que se construyó en la década de 1920 para la exportación hortofrutícola antes de que fuera ocupado por los militares, se encuentra Sebastián Grisaleña, expresidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE). "Entiendo que la Base Naval es un punto estratégico para la ciudad y, por tanto, aconteció lo que aconteció -en referencia a la ocupación militar-, pero con el paso de los años eso tiene que volver a ser de la ciudad", afirma. Aunque, eso sí, advierte de que el día en que se produzca la recuperación "no se puede especular con el terreno, es un espacio para ocio ciudadano".

Paco Medina, por su parte, indica que si la reivindicación, -"que me llama la atención que siempre sale antes de los procesos electorales", precisa- llega a buen puerto, "todos estaríamos contentísimos". "El espacio", propone, "se puede utilizar para grandes eventos", como el Carnaval, "para el que siempre tenemos problemas de localización y esta es una gran superficie; o para el famoso museo del mar o el museo del Carnaval... hay muchas cosas que se podrían ubicar en esa zona", agrega. Sin embargo, para que ello se produzca aconseja "financiación, después ubicación, y a partir de ahí empezar a hablar".

"El respaldo ciudadano a la posición del Ayuntamiento en este tema creo que es claro", señala el historiador Alfredo Herrera Piqué, que declara que "no tiene sentido la ocupación porque cuando se realizó fue en pleno contexto bélico", durante la II Guerra Mundial. Además, compara su posible liberalización con las realizadas con otros edificios militares que han dejado de estar bajo el mando del Ministerio de Defensa. Entre ellos nombró el actual Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en su día hospital militar; el edificio clínico que sustituyó a este, situado en la loma del barrio de San Francisco, o el actual parque de Las Rehoyas, donde se situaban los paracaidistas. "Es un tema de sentido común", asevera. Aunque recalca que el espacio se tendría que utilizar exclusivamente "para uso ciudadano", porque en el pasado "ya plantearon crear un centro de negocios".

"¿Qué sentido tiene?"

El también historiador Víctor Morales Lezcano coincide en aplaudir la decisión del Ayuntamiento. "70 años después del final de la II Guerra Mundial, ¿qué sentido tiene una Base Naval en un puerto como el de La Luz hoy en día?", se pregunta. Para añadir que no se explica "por qué va tan lenta esa petición que se ha realizado desde hace más de veinte años".

Entre las opiniones más discordantes se encuentra la del ingeniero industrial José Fernández Belda. En su opinión, el anuncio del Consistorio es "puro marketing de Augusto Hidalgo". "El dinero que se utilice lo dedicaría a que la Avenida Marítima no sea tan inhóspita, porque es de las pocas cosas que es intransitable", ya que "si te tuerces el pie a ver como sales". Aunque precisa que los militares se muestran a favor de reubicarse. "Estarían encantados" a pesar de que "sería más incómodo para ellos, pero donde mejor estarían es fuera de la ciudad". Y es que en la situación actual, "cualquier persona nadando se puede meter en la base".

José Antonio Hernández Reja, exdirectivo de banca, también resalta que el único inconveniente está en la localización de la futura Base Naval. "Si consiguen una ubicación, Defensa no tendría ningún problema", dice. Y recuerda que en la década de 1980 el Estado "incluso consiguió los presupuestos necesarios para crear una base aeronaval en Gando", pero "cuando se iba a tomar la decisión entre los partidos no hubo ningún acuerdo". El consultor portuario Manolo Vidal rememora a su vez la época de Luis Hernández como presidente de la Autoridad Portuaria. Afirma que la oportunidad "ya se perdió". "Había una zona en la actual Esfinge para los militares, se planteó, pero luego no cuajó", asegura Vidal. "Ahora el principal problema que hay es el coste, que lo tiene que asumir alguien", declara.

El presidente de la Cámara de Comercio de Gran Canaria, José Sánchez Tinoco, opina que "dependerá de Defensa, que siempre he oído que ellos no tienen inconvenientes en irse a otro sitio", pero lo que sí que ve inviable es que se retiren de las Islas. "Creo que nadie duda de que Canarias necesita una Base Naval", subraya.

Josefa Luzardo saca a la palestra las conversaciones que mantuvo con el exministro de Defensa Federico Trillo durante su mandato como alcaldesa. Luzardo le planteó llevar la base a otra zona de la capital para convertir el Arsenal en la entrada de cruceros. Sin embargo, como en anteriores ocasiones, todo quedó en agua de borrajas.

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