La Provincia - Diario de Las Palmas

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Un Arsenal sobre un castillo

La Base Naval se levanta sobre el espacio que ocupó la fortaleza de Santa Catalina y, con el tiempo, el muelle frutero del Puerto

"El excelentísimo señor Ministro de Marina, en radio urgente de 13 horas de hoy, entre otras cosas, me dice lo siguiente: proceda vuestra excelencia a la ocupación del muelle Nuestra Señora del Pino y explanada del mismo hasta primera alineación, según acuerdo con Aviación. Lo que le traslado a vuestra señoría para su conocimiento, y a los efectos que se indica en el oficio que se transcribe". Con este escueto cable, el gobernador civil de Las Palmas, Plácido Álvarez Buylla, comunicaba el 6 de diciembre de 1940 al responsable de Junta de obras de los Puertos de La Luz y de Las Palmas la ocupación de los terrenos del en ese momento muelle de frutas donde, desde entonces, se ubica la Base Naval, un terreno que vuelve a ser reivindicado a Defensa por el nuevo gobierno municipal para disfrute de los vecinos.

Franco ha ganado la contienda y la II Guerra Mundial ha puesto al Archipiélago en el punto de mira para el paso de buques de países beligerantes, dos hechos que van ha determinar la construcción del Arsenal.

La "entrega provisional al Ministerio de Marina del muelle Virgen del Pino y parte de la explanada del mismo", como así se hace constar en el acta que firmaron el capitán de fragata y jefe de Estado Mayor de la Comandancia Naval de Canarias, Pablo Suances Jáudenes, y el vicepresidente de la Junta de Obras de los Puertos de La Luz y de Las Palmas, Luis Correa Viera, junto a otros miembros de ambas administraciones el 14 de diciembre de 1940, parece, sin embargo, eterna a pesar de que la ciudad ha reclamado en varias ocasiones los terrenos al Gobierno central.

A mediados de los años 90 se llegó incluso a crear una plataforma ciudadana fomentada por las empresas de cruceros, la Asociación de Consignatarios y Estibadores de Buques de Las Palmas, el Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria para convertir la zona en un puerto base para la llegada de cruceros ante el auge de este tipo de viajes en el mundo aprovechando el clima de la Isla y la capacidad de La Luz para atender la demanda de las compañías navieras, a la que se sumaron el Cabildo, varios ayuntamientos grancanarios así como hoteleros y entidades culturales, entre otras. Tal y como se recoge en un número de 1998 de la revista Isla-Azul, editada por el Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria.

En aquel acta del 14 de diciembre de 1940, de seis apartados, se recoge el futuro Arsenal así como que "desde el momento de la entrega provisional cesará la intervención de la Junta de Obras del Puerto en la explotación comercial de dicho muelle y explanada", aunque los servicios auxiliares de "alumbrado y riego" continuarán prestándose en concepto de "auxilio a la Comandancia Naval, hasta que por esta se pueda sustituir".

En el sexto apartado y, último, el vicepresidente de la Junta de Obras, subraya que "la entrega provisional que se efectúa, no implica la renuncia a la compensación a que la Junta aspira para atender con ella a la explotación comercial del Puerto". No será, sin embargo, hasta 1948 cuando el Arsenal comience a funcionar como tal.

La ciudad perdió de aquel modo el muelle de frutas que impulsó en 1922 la Asociación de Exportadores Fruteros de Las Palmas para el envío, principalmente de tomate y plátano, a Inglaterra y Alemania. Y también la fisonomía costera que hasta entonces tenía la ciudad.

El auge de la exportación del tomate, que desde la segunda mitad del siglo XIX comerciaban ya las compañías inglesas, y, posteriormente el plátano y la papa, obligaron a los exportadores a solicitar un muelle específico para el envío de estas mercancías por los inconvenientes que ocasionaba su embarque en la misma zona donde atracaban los barcos de pasajeros ante el tipo de operaciones y almacenes que eran necesarios para transportar con celeridad el género que llegaba con carromatos al Puerto antes de embarcar para Europa.

Los enviados especiales de Prensa Gráfica Enrique y Julio Pastor Navarro constataban en un suplemento, editado en 1932, y titulado Por tierras de Gran Canaria, el mimo de determinadas empresas de frutas como el la Casa Esteve, Bañuls y Compañía Limitada para hacer llegar a Europa y a la Península las frutas canarias. La empresa poseía "oficinas y almacenes de empaquetado en Puerto de la Luz, Las Palmas, Guanarteme, y otros puntos de la Isla, además de sucursales en París y en Bruselas" lo que demuestra el comercio ya existente.

El muelle, diseñado por el ingeniero Antonio Artiles Gutiérrez entre 1935 y 1937, fue conocido también como Martinón por su impulsor, el consignatario Camilo Martinón Navarro, que creó con los exportadores de fruta la Agrícola Naviera, con los buques Mochacho I y II.

El muelle, que tenía forma de L, fue construido sobre una gran explanada frente al castillo de Santa Catalina, una de las fortalezas que desde la época de los ataques piratas servía de defensa a la ciudad, sobre terrenos terrestres y otros ganados al mar. Hubo incluso que expropiar terrenos a particulares para su construcción, aunque cuando se produjo la ocupación este no estaba operativo. Así se relata en un artículo dedicado a la Historia de la Base Naval, publicado en marzo pasado por la Revista General de Marina, editada por el Ministerio de Defensa.

La construcción del muelle de frutas y del Arsenal afectó directamente al histórico castillo de Santa Catalina, que según narraba fray José de Sosa en Descripción Topográfica de la Isla afortunada de Gran Canaria, cabeza de partido de toda la provincia, tomó el nombre "de una iglesia cercana para defender al castillo de La Luz y de una caleta o desembarcadero que estaba cerca de él y que no se alcanzaba a ver desde la primera fortaleza de la ciudad".

La traza fue del ingeniero militar Próspero Cazorla, regidor perpetuo de Gran Canaria, y se construyó entre 1629 y 1643. El castillo formó parte de la defensa de la ciudad junto al de La Luz, la torre de Santa Ana, el torreón de San Pedro, la Casa Mata y el de San Francisco y llegó a tener cuatro cañones de bronce y otros de hierro, guardado por soldados de presidio. Un monumento en la misma Base Naval, donado curiosamente por el Ayuntamiento en el 2009 cuando era alcalde el socialista Jerónimo Saavedra, recuerda que el Arsenal se construyó sobre el histórico fortín que defendió la ciudad de los piratas.

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