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En el primer aniversario del fallecimiento del obispo emérito

Aquel valiente Ramón

Nos enseñó a ser cercanos y a ser pastores sencillos, cosa que a otros se les hace cuesta arriba

Aquel valiente Ramón

Amigo Lucas, recordarás que el pasado día 27 hizo un año que se nos marchó nuestro antiguo obispo D. Ramón Echarren estando acompañado en la catedral por 4 obispos y cientos de sacerdotes con muchos fieles diciéndole adiós con cariño al que había sido nuestro obispo muchos años en nuestra diócesis. Te aseguro que D. Ramón, aunque fuese duro de cabeza, fue un pastor que nos enseñó a soñar en una Iglesia que no se quedara haciendo novenas en los templos, sino ayudando a vivir día a día el evangelio. Con su sociología chupada en Lovaina él sabía orientarnos en el camino que debíamos seguir en nuestra diócesis. De verdad que no dudo que fue una buena suerte tener a ese gran obispo durante muchos años animando nuestra pastoral, cosa que sabía hacer sabiendo tirar de la oreja a algunos sacerdotes leguleyos.

Sí, puedo asegurar que D. Ramón era un creyente, un hombre sincero y un gran pastor a quien se le podía decir las cosas a la cara, cosa que no sucede con otros obispos que les falta carisma especial para ello. Yo diría que D. Ramón, además de ser un forofo del fútbol, tenía un gran corazón para soñar siempre y creo que su gran obra fue el movilizar el Sínodo diocesano que dejó una mina de oro pastoral para nuestra Iglesia canaria que nos invita a releerlo, a meditarlo y a ponerlo en práctica.

Amigo Lucas, te puedo decir que la vida de Ramón, así le gustaba ser llamado, estaba llena de anécdotas y el hombre entre sus muchas cualidades dejaba de vez en cuando aparecer algún defectillo pasable como nos pasa a todos pero el tío tenia para mí como obispo el arte de responder al instante a todas las cartas que le llegaban de los curas cuando le necesitábamos, cualidad que hoy nos falta a muchos curas y a algunos obispos.

Sí, una vez te dije que nunca supe del porqué me quitó del Salto del Negro como capellán. Hombre, no soy tonto para pensar que fue o porque le dijeron que yo mantenía como capellán relación con los etarras que estaban aislados y eran 5, o porque en el sermón de la Virgen de la Merced, donde estaban presentes las autoridades y un grupo de presos, yo dije algo así a la Virgen: "Madre de la Merced, sólo tú sabes quiénes de los que están en esta misa son más perfectos, si los políticos que asisten hoy a la fiesta de tu Merced o los que están cumpliendo condena". Oye, lo cierto fue que, pocas semanas después, su vicario Higinio me comunicó que dejaba de ser capellán en el Salto del negro pasando a ser cura de Pedro Hidalgo.

Amigo, si quieres saber detalles de la vida del gran obispo Ramón pregúntale a gente cercana a él como eran D. Juan Artiles, Cristóbal Díaz, su secretario José Miguel Bravo, Higinio Sánchez, su vicario, o Ana Díaz, la informadora del obispado. En este primer aniversario del amigo obispo te invito a que reces por aquel obispo valiente que formó un revuelo cuando un día por radio dijo que, según el mensaje de Jesús, cuando un pobre no tiene para comer no peca llevando del supermercado lo que necesita para vivir. Desde este minuto de nuevo yo le doy Gracias a D. Ramón porque nos enseñó a ser cercanos y a ser pastores sencillos, cosa que a otros se les hace cuesta arriba. Amigo Ramón, desde aquí te doy gracias porque siempre nos enseñaste a seguir soñando con una Iglesia que no se quedase en los templos. Ayúdanos a tener fe como la tuya que movilizó en 1992 en la diócesis aquel gran Sínodo diocesano que fue una mina de oro pastoral para nuestra Iglesia canaria que nos invita a releer, a meditar y a poner en práctica.

Amigo Lucas, te confieso que D. Ramón nacido en Victoria tenía sus muchas cualidades como humano y también algún defectillo pasable como era el fumar demasiado. De él puedo decir que como persona y como obispo tenía el valor y el arte de responder al instante a todas las cartas que le llegaban de los curas y de los seglares cuando le necesitábamos.

Amigo Ramón, danos una bendición desde el cielo para ser valientes como lo eras tu. Gracias, buen amigo porque nos enseñaste a ser pastores sencillos. Gracias porque fuiste nuestro gran pastor durante 20 años que tenía el arte de felicitarnos y también el de tirarnos de la oreja cuando metíamos la pata.

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