Ataviada con ropa deportiva en tonos claros camina por el paseo de Las Canteras con cierta rapidez, seguramente al ritmo de la música que sale de los auriculares blancos que se enganchan en sus orejas. Sus pasos van acompañados de cierto aire despistado y sus ojos apenas se detienen en el resto de mortales que, al igual que ella, disfrutan de una agradable noche en el litoral capitalino. De repente, algo hace que se pare. Se pone de puntillas y estira un poco el cuello. Por inercia se acerca a la barandilla que separa los adoquines de la naturaleza. "¿Es un espectáculo de luces?", pregunta para nadie. "Sea lo que sea, la verdad es que es precioso", se contesta a sí misma en décimas de segundo, antes de volver a echarse a caminar sin saber que lo que tenía ante ella era la treintena de participantes del Fotosub nocturno que ayer se adentraron en el mar para capturar su belleza armados, únicamente, con una cámara de fotos.
"¿Sabes por qué se hace por la noche?", pregunta el director técnico del evento, Enrique Faber. No hay respuesta. "Porque hay muchas especies que no tienen actividad diurna y es por la noche cuando salen. De otra forma no puedes verlos. Otra cosa curiosa es que de esta manera también ves dormir a las que están activas durante el día. Para esto se hace el Fotosub nocturno, para enseñar a quienes no pueden acercarse de otra manera una fauna completamente diferente".
Entre esos amantes de la noche se encuentran los camarones nocturnos, gambas, fabianas (una especie de pulpo), algunas carmelitas, congrios de arena e incluso peces como las viejas que dormitan entre las rocas. No obstante, que el hecho de que se sientan más cómodos moviéndose en la oscuridad no quiere decir que se dejen ver con facilidad. "Algunos son bastante complicados de localizar, pero una vez que los encuentras, los puedes fotografiar con tranquilidad", cuenta Fernando Robledano, fotógrafo profesional de 23 años y amante del buceo. Tanto que no se ha perdido ni una sola de las ediciones de una iniciativa que ya va por su séptima edición. "Hacer fotos bajo el agua, de día o de noche, tiene la misma complejidad, pero sí que es verdad que al estar oscuro nosotros tenemos que llevar luces blancas para poder ver, el problema es que eso altera a los peces, que no están acostumbrados, y por eso cuando tenemos uno delante cambiamos a una luz roja que ellos no perciben", detalla ya metido en el traje de neopreno, a punto de meterse en el agua junto a su compañera Marina Zárate.
Muy cerca, Yolanda García también se prepara para vivir una experiencia que, para ella, es "preciosa". A diferencia de Robledano, ella no utilizará la cámara de fotos, si bien su papel es muy importante para la pareja que conforma con Raúl Socorro. "Yo soy la modelo", comenta. Si bien hay que aclarar que los modelos o cofotógrafos no se dedican únicamente a posar bajo el agua. "Ayudamos a buscar bichitos", apostilla la mujer de 38 años a quien le encantan las inmersiones nocturnas. "Son verdaderamente bonitas, de hecho, me dan pena los que no pueden ver lo que vemos nosotros".
Debe ser así, porque además, según comenta Faber, en esta edición se han duplicado los participantes (son 15 parejas) que tendrán que presentar tres de las fotos tomadas en la zona entre El Charcón y La Puntilla que hoy valorará un jurado de profesionales.
