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El negocio del agua La fiscalización de la empresa mixta

La ciudad invirtió 94 millones en obras hidráulicas que Emalsa nunca utilizó

La desaladora Las Palmas-Telde costó 70 millones y la compañía se negó a ponerla en marcha porque gastaba mucho fuel

Al fondo de la foto, pintada de azul, la desaladora Las Palmas-Telde, que nunca se ha usado. YAIZA SOCORRO

La capital grancanaria ha invertido en los últimos 18 años más de 94 millones de euros en obras hidráulicas, financiadas en su mayor parte por fondos europeos, que la empresa mixta Emalsa nunca ha puesto en marcha. Se trata de la desaladora Las Palmas-Telde, adjudicada cuando José Manuel Soria era alcalde del municipio, que costó más de 70 millones de euros, y la planta de biometanización y digestión de fangos de la depuradora de aguas residuales de Barranco Seco, que requirió una inversión de 24 millones y tampoco ha entrado en servicio. Estas "inversiones fallidas", como las califica el interventor Rafael Bolívar en su último informe, son otra de las consecuencias de los "graves defectos" de la relación contractual entre Emalsa y el Ayuntamiento. El proceso de intervención administrativa, que acaba de zanjar el Gobierno tripartito después de año y medio de fiscalización, ha detectado múltiples y graves incumplimientos de la concesión del servicio del agua y los contratos de saneamiento y depuración. Los más de 70 millones despilfarrados en obras que no han servido para nada constituyen, a juicio de Bolívar, una de las anomalías generadas por una relación, que no ha puesto la defensa del interés general por encima de los intereses privados.

Emalsa se escudó, para negarse a arrancar Las Palmas-Telde, en el enorme coste de producción de la potabilizadora, que funciona con un sistema de destilación multiefecto (MED), que precisa cuatro o cinco veces más combustible que las plantas de ósmosis inversa para desalar agua. Esta última técnica es la que usa Las Palmas III, la única potabilizadora que funciona en la actualidad, tras el desguace de Las Palmas II hace algo más de un año, tras cumplir su ciclo.

"Emalsa", sostiene Bolívar, "ha gestionado durante 22 años un servicio tan esencial como el agua a su libre albedrío, que no a su riesgo y ventura. Durante este periodo no ha sido posible formular las bases de una Política Hidráulica Municipal, ni de su corolario, la Planificación Hidráulica, que se ha limitado hasta ahora a la obtención de fondos millonarios de inversión pública a aplicar en las necesidades de infraestructuras. Una parte sustancial de dichas inversiones ha resultado fallida". Bolívar destaca entre esas inversiones "fallidas" la desaladora dual de Las Palmas-Telde, capaz también de producir energía. El también jefe de la Unidad Técnica del Agua recuerda que la elección de este sistema de cogeneración de energía, "lo estableció el acuerdo plenario de julio de 1992 que puso en marcha el proceso de privatización parcial de Emalsa".

El técnico subraya que "el sistema dual agua / energía fue un elemento decisivo para la adjudicación" del 64% de Emalsa a Unelco y Saur, que "de otra manera pudo haber sido decantado a favor de otro licitador". El acuerdo de privatización al que alude Bolívar puso el 64% de las acciones de la compañía del agua en manos de las empresas Unelco (ahora Endesa) y Saur en 1993. En 2005, la compañía de la luz vendió su parte (32%) a Sacyr-Valoriza. Como consecuencia de aquella decisión, "esta inversión de más de 70 millones", que se adjudicó en 2001, "se oxida desde hace más de diez años junto al mar, sin que la operadora haya mostrado capacidad e iniciativa para su puesta en marcha". Durante el mandato de Jerónimo Saavedra se planteó la posibilidad de arrancar la planta con energías renovables. Se habló incluso de una planta de energía solar o de otras fórmulas para abaratar el proceso, pero al final todo quedó en nada.

Fangos

La otra gran inversión fallida es la planta de biometanización y digestión de fangos de las aguas residuales que llegan a la depuradora de Barranco Seco. Esta infraestructura, construida en 1997, se diseñó para eliminar los lodos y también contemplaba la producción de energía. Según el interventor, la no entrada en funcionamiento de esta planta ha provocado el vertido de "cantidades significativas" de lodos al mar a través de emisario. En el mejor de los casos, cuando no hay vertidos, provoca un gasto necesario en su transporte y eliminación en otros lugares. Los planes de vigilancia y control de vertidos al mar, sostiene, no han funcionado y prueba de ello es que el volumen de agua vertida al mar sin depurar desde 1998 se cifra en 117 millones de metros cúbicos, otro de los incumplimientos que denuncia. El técnico advierte además que "módulos importantes" de Las Palmas III, la única planta desaladora que está en funcionamiento en el municipio, se "encuentran al final de su vida útil y por lo tanto de la garantía de sus prestaciones. La falta de previsión financiera" para renovar esta planta es lo que lleva al técnico a advertir que está en riesgo la prestación del servicio de abasto en un futuro.

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